Termina la Vuelta, entra triunfal Primoz Roglic en la plaza de Cibeles, y Madrid premia al equipo más brillante en la relación con la victoria, los éxitos parciales, el día a día, y en otro término, las clásicas. El Deceuninck ha sido un lujo para la ronda española porque su entusiasmo y ambición elevan la carrera en la órbita internacional. El joven velocista Fabio Jakobsen consiguió la quinta etapa para esta formación, su segundo esprint, después del recital de Gilbert (dos) y de la fuga de Remi Cavagna. Un grupo con sello y que dignifica este deporte puso el cierre a una Vuelta que empezó con la duda de la participación y que concluye con la emocionante sensación de que todos los días pasó algo.
Finaliza la carrera con la secuencia de imágenes de la capital exportables al mundo: el Retiro, la estación de Atocha, la Gran Vía, la plaza de Callao, el Teatro Real, el Museo del Prado, el Reina Sofía, la Plaza Mayor... Esa promoción global de nuestro país es uno de los valores en alza de la carrera en sintonía con la televisión pública.
Ha terminado una edición interesante, Roglic se relaja y sonríe, Pogaçar sube al podio con la bandera de Eslovenia, Valverde se siente a gusto con su segunda posición, el Movistar logra su tercera clasificación por equipos después del Giro y el Tour y el director general de la ronda, Javier Guillén, se declara muy conforme: «Ha sido una gran Vuelta, muy entretenida, ha habido 21 etapas interesantes y siempre con algo que comentar».
Diego Rubio y Dani Martínez prueban lo imposible, romper el esprint tradicional de Madrid. Viajan juntos por la Gran Vía, Callao, el paseo del Prado y la Plaza de Colon, pero se resignan a lo inevitable. Una llegada en grupo que prepara a conciencia el Deceuninck, siempre sin miedo a la victoria. Gana Jakobsen, sonríe Roglic y la Vuelta se despide hasta el 14 de agosto de 2020 en Utrecht (Holanda).
