Mientras pedalea en el rodillo, a Primoz Roglic le saca la primera sonrisa conocida un aficionado andaluz que se planta delante de él en la salida de Colmenar Viejo. «Hijo, deja algo para la etapa». El líder de la Vuelta también se aplica al rulo estático una vez concluida la faena diaria en Becerril de la Sierra, archivados los puertos de Navacerrada, Morcuera en doble versión y Cotos. Ahora suda de lo lindo y está colorado porque ve en el horizonte su objetivo, Madrid, el vocablo que lo obsesiona y repite como un robot. Roglic es el único que no falla. Le queda la cordillera de Gredos en Ávila, lo mismo que al Movistar, cuya ambición choca con la forma de este esloveno silencioso. Nairo Quintana volvió a perder tiempo en la montaña. En la sierra de Madrid venció otro joven talento colombiano, Sergio Higuita, vecino en Medellín de aquel portero del Valladolid. El segundo éxito parcial de Colombia en esta Vuelta.