Existe toda una literatura crítica dedicada al elogio de la lectura, los avatares sociales y comerciales del libro y la competencia que este sufre por parte de la tecnología digital. Autores como Anne Fadiman, Alberto Manguel, Harold Bloom o Daniel Pennac han reflexionado sobre los aspectos de esta temática, que marca la mentalidad cultural de cada generación lectora. En este sentido, el periodista y escritor Jorge Carrión (Tarragona, 1976) publicaba en 2013 en Librerías, un ensayo donde inventariaba creativa y documentadamente esos espacios, que trascienden la mera actividad comercial. Con parecida intención aparece ahora «Contra Amazon», un alegato a favor del libro en formato papel, la presencia de la lectura como necesaria actividad docente, y la función social de librerías y bibliotecas. Se denuncia así la deshumanizada logística, prácticamente robótica, de grandes cadenas de distribución comercial para las que el libro es un objeto más, que debe llegar a su destino en el mínimo tiempo posible; opone a esta fórmula la deliciosa demora del hojeo en librerías, la personal selección de compra entre innumerables títulos, y el trato cercano con el orientador librero, poniendo de relieve asimismo la condición de Gran Hermano que estas plataformas ejercen sobre el lector, conociendo digitalmente sus hábitos y preferencias.
El universo bibliotecario es hábilmente diseccionado: desde la evocación de la escueta biblioteca familiar, compuesta por aquellos libros obsequiados por entidades bancarias, al estudiado concepto de «fondo», que supone una amalgama de manuscritos literarios, la correspondencia entre señeros autores, históricos textos fundacionales y los libros propiamente dichos, en una oceánica concepción del conocimiento aprehendido; pasando por la importancia de las populares bibliotecas móviles, la profesionalidad del personal bibliotecario o el decisivo papel de este organismo en la formación del lector infantil y juvenil. Merece especial atención la extraordinaria entrevista a Alberto Manguel a propósito de Borges, a quien se alude continuamente; muy lógico teniendo en cuenta que la biblioteca, su mixtificada ficcionalización conceptual, es uno de los principales temas del escritor argentino.
