Tres meses después de su constitución, la Asamblea de Madrid sigue paralizada. Las largas negociaciones para fraguar el pacto de investidura que ha hecho presidenta a Isabel Díaz Ayuso, las vacaciones de verano, y los desacuerdos entre los partidos a la hora de constituir las comisiones han hecho que la Cámara quede vacía de toda actividad, con la única excepción de los plenos dedicados a la investidura y de las peticiones de información de los diputados. Representantes de todos los partidos, que siguen cobrando un sueldo base de 3.500 euros al mes, muestran su desesperación. Las peticiones de comparecencias se agolpan sin que nadie las tramite en las distintas comisines. Y no hay ningún pleno programado hasta el 3 de octubre.