Habemos chicas que nos consideramos poco femeninas. Eso no significa que no nos sintamos bien con nuestro cuerpo o con nuestras preferencias. Más bien se trata de que no nos gusta todo lo ordinario que acostumbra gustarle a las chicas. Por ejemplo: las muñecas, los vestidos, la música. Sí, tal vez después de leer esto entiendas perfecto de lo que hablo.
A diferencia de mis amigas, que acostumbran usar pulseras de oro o de pedrería, yo prefiero recurrir a las que son de tela. Más cómodas y gracias a que son de tantos colores pueden combinar a la perfección con todo lo que uso. Lo único malo es que cuando me baño con ellas, quedan empapadas y luego se siente super feo en el brazo.
Las que somos poco femeninas optamos por pasar más tiempo con nuestros amigos hombres, en lugar de hacerlo con las mujeres. Sí tengo amigas y me gusta compartir con ellas algunos momentos de mi vida. Sin embargo, es mejor cuando estoy con ellos porque dejo de hablar por un rato de los mismos temas de siempre. Deja de ser menstruación, novios, problemas emocionales. Me entretengo y aprendo un poco más sobre sus mentes.
Mis amigas dicen que soy muy graciosa porque salgo del estereotipo de siempre. Las que somos poco femeninas reconocemos que de vez en cuando las prendas de ellos son mejores que las de nosotras. Por ejemplo, sus playeras o algunas de sus camisas. Debo reconocer que en algunas ocasiones he optado por usar algunas prendas de mi novio porque me gusta como se ven y me hacen sentir cómoda.
No sé qué tan cierto sea esto, pero hay quienes aseguran que somos rudas y por ende, escuchamos música que sólo escuchan los rockeros o los que no tienen pizca de sensibilidad. La verdad eso es completamente falso.
Mis amigas prefieren usar sus patines cuando salimos a pasear. Por el contrario, yo opto por usar mi patineta. ¡Que el mundo diga lo que quiera! Eso me hace sentir bien a mí y no me importa nada más.
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