La hija que Ana Julia Quezada tuvo en un anterior matrimonio en Burgos, que ha declarado por videoconferencia, ha pedido no ver a su madre con la que aseguró haber roto relaciones. Ha señalado también que se sintió «utilizada» por su madre cuando supo que mató a Gabriel, puesto que acompañó a Ana Julia en el operativo de búsqueda. Así, ha asegurado que la relación con su madre «una vez se vino a vivir a Almería era esporádica» y que antes era «sin apego». «Siempre ha sido muy distante, muy independiente», ha apuntillado.
Ha admitido que, una vez tuvo conocimiento de que ella había dado muerte al niño, se sintió «utilizada» y ha señalado que antes «nunca» llegó a pensar que «le estuviera manipulando para dar una imagen armónica familiar ante la Guardia Civil» cuando la llamó para pedirle que viniese a Almería a buscar al niño.
«Ella me lo pidió y yo fui de corazón a ayudar. Me da igual lo que ella quisiera hacer, yo vine de corazón», ha dicho entre lágrimas que no ha podido contener al final de su interrogatorio en el que ha confirmado haber roto cualquier relación con su madre «porque no quiero, no me sienta bien».
Así, ha indicado que no quiere «verla, no quiero hablar con ella, ni escucharla, ni me apetece ni tengo ganas», ha dicho a lo que la defensa le ha dicho que Ana Julia «siente mucho lo que está pasando» mientras la magistrada ha instado a omitir este tipo de comentarios «que no conducen a nada».
Sobre la visita que hizo con su madre durante el operativo de búsqueda a la finca donde estaba enterrado el pequeño, ha señalado que «no sintió nada extraño» aunque sí que estuvieron «apenas 20 minutos». «Me dijo que le gustaba ir allí porque sentía paz», ha afirmado si bien sí ha reconocido que la vio «nerviosa y ansiosa» por quitar los «tablones encima de la piscina» sobre la que finalmente se «fumó un cigarro» porque le dijo que estuviera «tranquila».