No es extraño observar a lo largo de toda Europa playas repletas de algas. En ocasiones, estos organismos pueden contener propiedades que son utilizadas por el ser humano para diferentes sectores: el culinario, el sanitario, el cosmético... Sin embargo, en la región de Bretaña ha surgido una acumulación de algas en descomposición que puede traer consecuencias terribles, algo que han apodado como el «fango asesino».
Uno de los que se han aventurado a luchar contra este «Caballo de Troya» verde es André Ollivro, un técnico de gas retirado de 74 años que ha dado la voz de alarma sobre este fenómeno que puede acarrear más de una desgracia. Ollivro ha hablado con «The Guardian» desde de un estuario en la bahía de Saint-Brieuc, en Bretaña, no lejos de su cabaña frente al mar, donde se encuentra la costa teñida de este fango. Él lo describe como un olor a huevo podrido derivado de las algas en descomposición. Y lo cierto es que en estos organismos se acumulan grandes cantidades de gas tóxico que pueden resultar mortales para el ser humano que las pise.
«Cuando tenía 16 años, solía traer un bote aquí con mi tío», explicaba Ollivro al medio británico. «En aquellos días, todo se trataba de belleza natural y no se veían las algas amontonadas. Es una pena que este lugar haya sido asociado con la muerte», cuenta con resignación.
Durante varias décadas, las algas verdes potencialmente letales se han ido acumulando en bahías poco profundas en la costa noroeste de Bretaña. Grupos de activistas medio ambientales apuntan a que el el lodo que se está produciendo estaría relacionado con nitratos procedentes de los fertilizantes y los desechos de la cría intensiva de cerdos, aves y lácteos de la región que fluye hacia el sistema fluvial y entra al mar. Este «cóctel» provoca que se forme el «fango asesino». «Podría matarte en segundos», asegura Ollivro, mientras sacaba un lector de gas para monitorear los niveles que atesoran estas algas.
Tanto se ha expandido este fango que, este verano, seis playas de Bretaña llegaron a ser cerradas debido a una masa de algas catalogadas como peligrosas. Y es que en el mes de julio se intensificó la alerta por estas algas puesto que la familia de un hombre, que había muerto en 2016 y se achacaba a este «fango asesino», demandó a las autoridades estatales y locales. Por ello, son varias las personas que tratan de alertar sobre este fenómeno para que limpien la costa y eviten exposición sobre el gas tóxico que generan las algas.