El vino, ese elemento de nuestra cultura, de nuestros rituales festivos y, sobre todo, de nuestra tradición gastronómica familiar. Un alimento primordial de la dieta mediterránea que, como dijo Cervantes, «si se bebe con medida, jamás será causa de daño alguno». Que nos da vida, y nos garantiza longevidad... Y que ya sea tinto, blanco, dulce o espumoso, acompañado con una buena tapa, asegura la curación de cualquier tristeza. Diversos estudios han abordado durante las últimas décadas la ingesta moderada de alcohol y su asociación con el menor número de muertes por enfermedades del corazón en ciertos núcleos de población. La mayoría de las investigaciones sostienen que los beneficios pueden deberse al consumo de vino, especialmente el tinto, una bebida que proporciona un efecto beneficioso para las arterias y que funciona como antioxidante contra los radicales libres. Eso sí, con moderación, y moderación quiere decir una o dos copitas de al día... Su consumo, en 2016, experimentó en nuestro país un gran aumento tras varias décadas disminuyendo. La parte positiva del balance está en la facturación, ya que, pese a caer el consumo de vino, el valor de las ventas aumentó el 4% debido al incremento del precio medio, con lo que el saldo fue positivo para las bodegas. En los años 70, el consumo de vino por cabeza se situaba en más de 40 litros por persona al año. Actualmente, se calcula una media de 10 litros aproximadamente, colocando España en el puesto 21, a la cola de los principales países productores y consumidores. La realidad es que el Vaticano, según los datos elaborados por el Wine Institute, se encuentra a la cabeza de la demanda de per cápita del mundo con un volumen de casi 54 litros por persona al año. Andorra, Croacia, Eslovenia y Francia, son los siguientes. En nuestro país, casi el 73% opta por el vino tinto, el blanco va en segunda posición, y el tercero preferido es el rosado. Los más aficionados son los mayores de 54 años, y los jóvenes de 18 a 34 años son los que menos consumen. Así que, jóvenes del mundo, anímense, que como bien dicen... Bebe vino y come queso, que así llegarás a viejo.
