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Sólo un siete por ciento de los electores, según los cálculos del brujo Michavila para ABC, cambiaría su voto en caso de repetición electoral, aunque un millón y medio expresaría mediante la abstención -«conmigo que no cuenten ya»- su hartazgo frente al colapso político. Con ese porcentaje más bien exiguo podría producirse, como en 2016, un ajuste significativo en el reparto de escaños, en el sentido de otorgar una prima al relato victimista de Sánchez y apuntalar a los dos partidos mayoritarios, pero sin que la correlación general de fuerzas experimentase grandes cambios. Lo que significa, en esencia, que el cabreo que parece manifestar la calle no es lo bastante sólido para provocar un corrimiento de tierras de magnitudes considerables....
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