«James es nuestro gran fichaje esta temporada». Es una de las frases más repetidas por el madridismo en las últimas semanas. El colombiano ha vuelto. Ilusiona, y mucho, a una afición que necesitaba un referente, alguien que les levante de sus asientos y les devuelva las ganas de asistir cada fin de semana al Bernabéu. Señoras y señores: ese jugador es James Rodríguez. Posiblemente estemos ante la temporada en la que está más motivado. La vida da muchas vueltas y James tiene otra oportunidad para ser feliz, otra oportunidad de volver a triunfar con su Madrid. Que nadie se haga líos. James es y siempre será madridista. Ha soñado con regresar desde el primer día que pisó Múnich y ahora es una realidad, una fantástica realidad para los madridistas. Él mismo sabe cómo de gigantesca es esa responsabilidad. Conoce la dimensión que supone todo lo relacionado con el Madrid, pero lleva desde muy joven con el peso de un país a sus espaldas. James es Colombia.
Las terribles e injustas campañas en su contra quedaron atrás. Ahora toca disfrutar de su juego, su toque y la calidad de una pierna izquierda irrepetible. El Madrid se moverá a ritmo de cumbia. Físicamente está mejor que nunca. Cuida cada detalle. Cada día vuelve a entrenarse por la tarde en su casa haciendo una sesión de recuperación con máquinas de última generación. Su alimentación está medida al milímetro gracias a sus dos cocineros personales y su nutricionista. Ahora mismo tiene un 7 por ciento de índice de grasa corporal (los culturistas están en el 4) lo que refleja su compromiso. James es la ilusión del Madrid y, para muchos, nuestra gran esperanza. Ahora depende de él. Pero estoy seguro de lo que escribo. Guarden este artículo.
