El uso de bicicleta en área urbana, cada día se incrementa más.
Si bien es cierto, que la bicicleta es un trasporte que no contamina y se debe alentar su uso por infinidad de razones, no solo para hacer ejercicio los fines de semana, lo interesante, sería apoyar su uso, para acudir al trabajo o al centro de estudios.
Además de exhortar a la población a trasladarse en bicicleta, también se les debe advertir los riesgos inherentes a utilizar dicho vehículo, empezando por el uso obligatorio de casco debidamente sujetado, para en caso de accidente el mismo no salga volando, además de utilizar luces de advertencia roja -trasera- y blanca -delantera- para ser más visibles a los automovilista.
Pero lo más importante, es que el ciclista no solo exija que se respete el derecho que tiene de circular, sin el riesgo de un accidente, también dichos ciclistas deben acatar los señalamientos de vialidad, sobretodo los semáforos, donde es muy común que impunemente se pasen en rojo, ante la complacencia de los agentes de vialidad, por no ser vehículos motrices.
Además, muchos ciclistas invaden las aceras o banquetas para circular como si fuera la calle, tomando totalmente desprevenido al peatón, el cual, obviamente es el único autorizado a caminar por dicha acera.
Es decir, el ciclista constantemente se queja de la invasión de sus espacios al transitar por las calles de la ciudad e inclusive se justifica al cometer infracciones graves, como pasarse semáforos en rojo.
En otras palabras, si el peatón debe respetar los señalamientos de tránsito, como no pasarse el semáforo en rojo, hasta que sea su turno o cruzar correctamente las calles por los esquinas, con más razón los ciclistas deben obedecer los reglamentos de vialidad, porque el trasladarse en bicicleta, no les da patente de corso y circular impunemente invadiendo banquetas, no respetando semáforos en rojo, entre muchas violaciones de vialidad que cometen a diario en sus traslados.
Si el ciclista exige que se les respete su derecho de vía, el peatón también exige que el ciclista no invada las banquetas para ahorrar tiempo en sus traslados al no esperar su turno como los automovilistas.
Pero también, muchos conductores de vehículos motrices, son sorprendidos cuando un ciclista temerario no respeta el semáforo en rojo, tratando de esquivar los vehículos que llevan luz verde, y estos actos imprudentes son muy comunes a diario en nuestra ciudad, donde el automovilista es el responsable y el ciclista la víctima en un accidente.
Por lo tanto, si el ciclista quiere y exige respeto en sus traslados, deben empezar por acatar el reglamento de movilidad urbana y ser sujetos a sanciones igual que los conductores de automotor.