Ayer Javier Nart y Francisco de la Torre evocaron la peor crisis interna que se recuerda en Ciudadanos (Cs) desde su implantación nacional. Nart, eurodiputado, anunció su baja como afiliado del partido horas después de que De la Torre formalizase su renuncia como miembro del Congreso.
El pasado 29 de julio los liberales celebraron un cónclave en el que ampliaron su Ejecutiva rodeando a Albert Rivera de más fieles. Después de varias dimisiones, Luis Garicano y Francisco Igea son los únicos «críticos» en el Comité Ejecutivo; en el Permanente, no queda ninguno.
El 24 de junio Toni Roldán, que sí se encontraba entre los más cercanos a Rivera, dimitió como responsable de programas, dejó el partido y renunció a su escaño en la Cámara Baja. Su salida llevó a Garicano y a Nart a promover una votación para corregir el rumbo de Cs y replantearse la estrategia de veto a Pedro Sánchez.
El sector crítico fue derrotado por amplia mayoría. Cuatro votos en contra –Garicano, Nart, Igea y Fernando Maura, que ya no está en la Ejecutiva–, tres abstenciones y veinticuatro votos a favor revalidaron la estrategia de Rivera. Tras la derrota, Nart dimitió de la Ejecutiva. Pero ayer dio un paso más al romper el carnet que le unía a Cs. Desde el partido dicen que seguirá defendiendo en el Parlamento Europeo las líneas de la campaña electoral, mientras que Nart prefirió no hablar sobre los motivos de su adiós.
De la Torre, que ya dejó la Ejecutiva en julio y anunció que no seguiría como diputado, renunció ayer al acta. A la implosión provocada por la despedida de Roldán le siguieron bajas como la de Xavier Pericay –último fundador que seguía en el Comité Ejecutivo–, Francesc de Carreras –también fundador, se dio de baja del partido–o el independiente Juan Vázquez –que lideró la candidatura de Cs a presidir el Principado de Asturias–.
