Los precios del alquiler han subido de manera rotunda en los últimos años, tanto como un 50% de media en los últimos cinco según el análisis que realizo el Banco de España basado en datos del portal Idealista. Estos precios varían mucho según las ciudades pero las mayores subidas se concentran en Madrid, Barcelona y la costa, donde la demanda se ha disparado. El motivo es que el mercado laboral actual aboca a los jóvenes a alquilar pisos o habitaciones en grandes ciudades, donde hay mayores oportunidades de empleo.
Entre estos jóvenes, los hay sin capacidad de ahorro para cubrir la entrada y los impuestos que genera la compra de un inmueble. Estos son los que tienen que destinar por encima del 45% de sus ingresos al pago de un alquiler, sobreesfuerzo que ningún asesor financiero recomendaría por poco razonable. Los bancos deben buscar productos que puenteen esta deficiencia y, aunque no se trata de entidades sin ánimo de lucro, estudiar soluciones a través de algún tipo de contraprestación; también sería adecuado estudiar la creación de algún incentivo fiscal.
Por su parte, los inversores, ante esta situación, están volviendo a invertir en vivienda porque el alquiler supone una rentabilidad altísima, muy por encima de la venta, que ha sido del 6,8% en el periodo desde 2014. Además, estos inversores pagan hipotecas con tipos de interés muy bajos con lo que la vivienda se ha convertido de nuevo en «el caramelo» para el inversor con fondos, socimis y empresas, que ven el BTR («build to rent») como algo muy atractivo.
Aún así, no conviene olvidar que el parque de viviendas en alquiler está constituido mayoritariamente por pequeños inversores particulares y el cambio que ha habido en la ley de alquileres, regulando para frenar abusos y favorecer a los inquilinos, hace que se lo piensen y aumenta las barreras a la hora de que decidirse a poner sus inmuebles en alquiler. Cuanta menos oferta hay más elevados son los precios. Un panorama poco alentador.
Con una situación económica en frenada, urge buscar soluciones conjuntas entre entidades financieras y poderes públicos. De momento, parece que los precios de venta se estancan. Los de alquiler todavía tardarán en frenarse.
Lola Ripollés es profesora del EAE Business School