Algo menos de una veintena de los centros escolares de Madrid no tendrán las obras terminadas cuando comiencen las clases, la próxima semana. Suponen un 1,7 por ciento de los 1.117 centros que existen. Por primera vez, ningún escolar madrileño acudirá a dar clases en barracones. Desde la consejería de Educación, conscientes de las molestias que suponen para los chavales convivir con los obreros, los cascotes y el polvo, han diseñado un plan de choque que pretende reducir las fases de las obras y asegurar que éstas se entreguen en plazo.
De acuerdo con los datos oficiales, la Comunidad construye en la actualidad diez centros nuevos y realiza ampliaciones en 43. En ello se han invertido 65,1 millones de euros, y se conseguirán 9.865 nuevas plazas escolares. Aunque casi todas están terminadas, hay alumnos que aún no se pueden mudar a sus centros nuevos (en cuatro casos), centros que han tenido que reorganizar sus aulas dentro de los colegios (8), y otros 11 en los que los alumnos tendrán que convivir con algunos trabajos pendientes.
El consejero Enrique Ossorio quiere más eficiencia en la planificación y ejecución de los trabajos en colegios, tanto de nueva construcción como de ampliación o mejora. Para ello, tiene un plan con cuatro puntos muy concretos.
Por un lado, trabajarán con los coordinadores de seguridad y salud de las obras, técnicos independientes que «certifiquen que no existe riesgo ni para los alumnos ni para los trabajadores de los centros o de las obras». La idea es planificar los trabajos de manera que éstos no afecten al normal funcionamiento de los centros de enseñanza, ni resten calidad al servicio que se presta en ellos. Se colocarán planos explicativos de los accesos y las zonas de seguridad.
Retrasos
Ossorio, que apenas lleva 20 días en el cargo, ha captado rápidamente la esencia del problema: los trabajos que se planifican no siempre se terminan en las fechas previstas. Frente a la veintena de centros donde Educación reconoce que aún hay obras –aunque la cifra, dicen, se reduce cada día por el avance de las mismas–, el sindicato CC.OO. hablaba de un centenar hace sólo una semana.
El consejero incluye en su plan una revisión del sistema de fases: las obras se han ido haciendo mediante este método para poder cubrir las necesidades de escolarización con los presupuestos con los que se contaba.
A partir de ahora, se planearán las obras en los colegios con el menor número de fases posibles, nunca más de tres. También se estudia un nuevo sistema de anualidades que permita asegurar las entregas a tiempo en cada fase.
La tercera pata del plan será reforzar el trabajo con los ayuntamientos y el análisis de censos y demandas de escolarización, para adelantarse a las necesidades y prevenir crecimientos de la población en barrios de nueva creación, por ejemplo.
Por último, Educación también quiere reforzar la colaboración con los ayuntamientos, que tienen la competencia del mantenimiento de los colegios, para que con inversiones a tiempo se eviten otras obras mayores que puedan resultar más costosas en presupuesto y en tiempo.