Graeme Macrae Burnet es un escritor escocés que, según él mismo afirma en el prólogo de este libro, decidió «escarbar un poco» en la vida de su abuelo y acabó encontrando un documento extraordinario: las memorias manuscritas que Roderick Macrae escribió en la prisión de Invernes en 1869 mientras esperaba su juicio por el salvaje asesinato de tres personas, el alguacil de su pueblo, su hija adolescente y su hijo de cuatro años. En estas memorias cuenta su vida y la de su familia y termina con el espeluznante crimen descrito con tal nivel de detalle que consigue convertir en bagatelas la más truculenta de las series. Roderick tenía 17 años y había pasado poco tiempo en la escuela, pero era un chico de excepcional inteligencia, de ahí que su relato esté muy bien escrito, haciendo un uso magistral de descripciones y diálogos. Su historia nos acerca de forma progresiva a la miserable vida de los aparceros de las Tierras Altas de Escocia, que araban tierras alquiladas, sometidos a condiciones de vida feudales y tiránicas, al hambre y la miseria y a la arbitrariedad y el abuso de poder de las autoridades, como el alguacil Mackenzie.