Los antiguos canarios sabían diferenciar el infierno y se bautizaban con agua. Es decir: los guanches sabían distinguir el bien y el mal. «Se suscribían a la ceremonia del bautismo que, sin conciencia de sacramento, rigurosamentem practicaban en los recién nacidos», señala Eyda M. Merediz, profesora asociado y jefa de Departamento Universidad de Maryland, en EE.UU.
Merediz ha analizado los textos antiguos y compara el comportamiento de los antiguos isleños a juicio de Fray Alonso de Espinosa, primer cronista de Tenerife, con aborígenes del Nuevo Mundo por Fray Bartolomé de las Casas.
Así, recuerda que Torriani, ingeniero que bajo las órdenes de Felipe II en las islas y procedente de Italia cimentó la defensa de las estructuras en las islas, señalaba que «se cree que entre estos isleños no hubo ninguna religión, y que tenían relación indiferentemente con cualquier mujer, con excepción de la madre, y que no tenían justicia ni gobierno». Pero Fray Alonso de Espinosa, primer cronista oficial de la isla de Tenerife, agrega que «conocían haber infierno, que ubicaban en el Teide».
Conducta sexual lógica
Espinosa, de acuerdo con los textos analizados por la profesora norteramericana, subraya que «aunque gente sin ley, no vivían fuera de ella, porque en algunas cosas se sujetaban y llegaban a razón: como es en tener superior y conocer vasallaje, en contraer matrimonio y diferenciar los hijos legítimos de los bastardos, en hacer leyes y sujetarse a ellas».
Fray Alonso de Espinosa apunta que «en las prácticas sexuales siguen una estrategia similar y expresa: no tenían respeto más que a madre y hermana (...) abominaban en extremo del pecado nefando».
Torriani, el ingeniero italiano enviado a establecer fortificaciones en las islas y que se pateó todo el archipiélago, afirma que «tenían bautismo con agua de cuerpo entero del recién nacido y no la cabeza» solamente, apostilla Eyda M. Merediz.
Merediz agrega que en las islas «a los reyes les está permitido, sin embargo, casarse con sus hermanas sólo en caso de que la preservación del linaje esté en peligro» y que «hay muchos ejemplos en el texto de los paralelismos entre la cultura guanche y la europea».
Así, expone que «la vestimenta de los indígenas, aunque hecha de pieles, en su confección se realiza «con mucha sutileza y primor» y las mujeres «por honestidad traían debajo del tamarco una como saya de cuero gamuzado porque era cosa deshonesta a las mujeres descubrir pechos y pies».
La investigadora detalla que Torriani «escribe» que «entre ellos había» tres «clases de gente, es decir, villanos, nobles y nobilísimos», tesis que también defiende Abréu y Galindo además de Espinosa en sus diversos textos.
