En automóvil comenzamos el movimiento “en primera”. La primera velocidad, tiene la potencia para vencer la inercia y poner al vehículo en movimiento.
No avanzamos, en segunda o tercera marcha. “La primera”, es la marcha apropiada.
Este mismo principio aplica para la comunicación interpersonal. Si buscamos una comunicación efectiva, hay que comenzar apropiadamente, utilizando aquello que nos permita romper la inercia y avanzar sin dificultades hacia una buena relación.
O sea: comenzar “hablando en primera persona”.
Generalmente nos comunicamos en segunda y tercera persona. Decimos lo que queremos decir, hablando de los demás:
“Tu actitud es muy negativa”; “Eres muy difícil de tratar”; “Aquella mujer no sabe lo que dice”; etc. Otras veces hablamos bajo formas genéricas:
“Ya no se puede vivir en esta casa!”; “Qué difícil es trabajar contigo!” o “La clase fue aburrida.” Que no son hechos, sino percepciones.
Es decir, si nos comunicamos en segunda o en tercera persona estamos “juzgando” y, cuando las comunicaciones se basan en juicios, suelen dar lugar a conflictos.
Las conversaciones que parten de juicios no tardan en convertirse en intercambio de ataques que terminan dañando.
La única forma de no confrontar con la opinión o percepción de los demás es hablando desde uno mismo.
En términos prácticos, cuando hablamos en primera persona, evitamos cualquier tipo de roce, mal entendido, o discusión.
Para hablar “en primera”, de una manera responsable, necesitamos invertir la estructura de nuestros mensajes. Es decir, expresarnos colocando primero nuestros sentimientos, luego la situación y finalmente nuestra interpretación.
Por ejemplo: “Me siento” (triste, dolido, enojado, feliz, solo, ansioso, culpable, sorprendido, etc.) La segunda parte “Cuando” (me gritas, llegas tarde, olvidas mis pedidos, etc.) Y la tercera “Porque” (pienso que no me respetas, siento que no confías en mí, etc.) explicita cómo interpretamos ese evento o situación.
Si liberamos nuestras comunicaciones del juicio, queja, manipulación, sarcasmo o imposición que las vuelve conflictivas, cerradas e inconducentes cada vez que nos comuniquemos en primera persona, seremos más responsables, más independientes y mejorarán nuestras relaciones interpersonales.
Es el “mensaje yo” o desde mi. Sin supuesto o interpretaciones.