Albert Boadella (1943) es uno de los dramaturgos más relevantes de la escena española, conocido por sus obras rebosantes de ironía y por ser el caballo de Troya contra el separatismo.
El barcelonés se fue sin intención de regresar a su ciudad natal «hasta que no cambie el régimen» y desearía ver al magistrado del Tribunal Supremo, Manuel Marchena (el juez del procés), como presidente del Congreso de los Diputados.
¿Prepara alguna parodia especial para septiembre?
Siempre miro primero lo que hacen ellos y según su actuación automáticamente hay una respuesta por parte de Tabarnia. Siempre vamos detrás de ellos. Los separatistas hacen la parodia real y nosotros la mejoramos con una parodia de ficción. Aún no me imagino cómo podría ser, porque ni ellos mismos saben en estos momentos cómo actuar. Desde hace tiempo andan necesitados de un director de coro porque desafinan constantemente.
¿Por qué condenaría al separatismo?
Los condenaría por pesados. Llevan más de un siglo dando la lata a muchas generaciones. Creo que el delito de pesadez debería incorporarse al Código Penal.
Si el asunto independentista fuese una película, ¿cuál sería su título?
Tiene que ver con «El Padrino». Es muy cercana a lo que vemos en el mundo de la «Cosa nostra». En italiano significa mafia y en catalán «lo nuestro». Creo que «El padrino IV» les iría fantástico.
Usted le dijo «Adiós a Cataluña» en 2007. ¿Qué haría falta para alumbrar su ensayo «Hola Cataluña de nuevo»?
Como se decía en la época de Franco, tendría que cambiar el régimen. Es lo que decían los exiliados de Franco para volver a España. Yo para volver a intervenir muy directamente en Cataluña necesitaría que el régimen cambiara. Mi trabajo no lo puedo desarrollar en Cataluña por falta de «quorum». No tengo la posibilidad porque allí no tengo audiencia. Si la tuviera sería porque ha cambiado el régimen.
¿Y si Pedro Sánchez fuese una película, ¿sería taquillera?
Para hacer una buena película se necesita un personaje que tiene que ser un héroe muy bueno o un canalla perverso formidable. Aquí estamos ante un tipo que no llega a personaje. Es de una mediocridad muy común. Esto no da para una película.
¿A la política le hace falta otra?
La política española supera la realidad de cualquier comedia. Los comediantes tenemos serios problemas en esta época en la que todo se difunde para superar lo que estamos viendo a diario en la política y en la sociedad.
¿Al juez Marchena le harían «tabarnés de honor»?
Tabarnés y español de honor. Me parece un personaje que todos desearíamos en la presidencia del Gobierno o en la del Congreso. Sería un placer sibarítico.
¿Qué tipo de Falcon usan allí?
Utilizamos las redes, mucho más rápidas que cualquier avión supersónico y que no cuestan dinero al contribuyente.
¿En Tabarnia la canción de «Waterloo» es como «Paquito el chocolatero» en el resto de España?La canción tiene ahora un doble sentido porque hay un tío despistado que ha ido a caer allí pero lo que pasa es que Puigdemont y Waterloo son dos cosas opuestas. La idea de Waterloo es potente, heroica, y Puigdemont es todo lo contrario, un hombre sin personalidad, una especie de fantasma que recorre Europa gracias a los impuestos de los catalanes.
¿A quién le dedicaría la canción de «Que la detengan» de David Civera?
Si fuese en masculino, a mí no me ha robado la calma pero sí nos ha metido en muchos líos el señor Puigdemont. ¡Qur le detengan de una vez!
¿Ciudadanos se parece más al «Titanic» o a «Sálvese quien pueda»?
Cs es un buen velero y se orienta bien según el viento. Algunos lo encuentran negativo pero esta es la base del liberalismo, que no es una ortodoxia ideológica, sino una idea que se orienta mejor según los vientos que corran.
¿Usted por quién se vestiría de amarillo?
Es un color que ni se me ocurre incluso en la suposición de que no tuviese la simbología que posee. Si fuera joven y tuviera una señora que me gustara mucho, me vestiría de amarillo e incluso me desvistiría de amarillo.
¿Irse de Cs es un retiro vacacional de moda?
Significa que hay un debate en el interior de Cs y gente que difiere de lo que sucede. Esto es un aspecto positivo porque un partido no es un escuadrón militar. Dichas deserciones me dan una sensación de sanidad dentro del propio partido.