La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, comparecerá esta tarde en el Congreso de los Diputados en una sesión extraordinaria para explicar la gestión realizada por el Ejecutivo en torno a lo sucedido con el Open Arms. Un debate que a buen seguro supondrá un enfrentamiento entre el Ejecutivo en funciones y el resto de la Cámara Baja, ya que en los últimos días, y a raíz de este caso, se ha puesto de manifiesto que la política migratoria del Ejecutivo no cuenta con apoyos.
La singularidad del momento, será el primer debate tras la investidura fallida y en mitad de un claro aroma a repetición electoral, marcará sin lugar a dudas la jornada parlamentaria. Es evidente que el ambiente girará más allá de la cuestión a tratar con la incógnita del papel de los grandes líderes.
Lo que suceda entre Calvo y los portavoces de Unidas Podemos será fundamental como termómetro del estado de la relación entre el Gobierno y a los que sigue considerando «socios prioritarios», pero con los que no quiere compartir el Consejo de Ministros. La interpelación a vicepresidenta en funcione será a turno partido para que cada grupo de confluencia tenga su espacio en demostración de unidad y cohesión.
Desde el Ejecutivo reconocían ayer que afrontan esta sesión con un importante grado de incertidumbre. No saben muy bien qué esperar porque Unidas Podemos «son imprevisibles», dicen desde el entorno de Calvo. Además, admiten que les llega información tanto en un sentido como en otro sobre si los morados saldrán al ataque o serán conciliadores. Sí se subraya que servirá para testar el clima entre ambas partidos porque Calvo no es cualquiera en las relaciones con Unidas Podemos. Ella es quién pilotó la negociación «in extremis» de la investidura fallida de julio y, al contrario que otros altos mandos socialistas como el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, no genera rechazo en las filas moradas.
La petición de comparecencia en sesión extraordinaria fue precisamente registrada la semana pasada por Unidas Podemos –junto a ERC y Compromís– y salió adelante en la reunión de la Diputación Permanente del martes. Ayer la portavoz de Podemos, Noelia Vera, calmó las aguas y aseguró en La Sexta que no quieren «masacrarla» sino someter al Ejecutivo en funciones a los controles de la Cámara porque la gestión la crisis con la ONG fue «tardía, torpe y dejó mucho que desear». De hecho, será ella quien lidere en nombre de Podemos la interpelación a Calvo.
Vera consideró que lo que ocurra hoy no debe influir en el diálogo que mantienen con el PSOE: «Hay quien dice que hemos sido muy dulces y otros que hemos sido muy brutos y que esto dinamita las negociaciones». Y añadió: «Nosotros debemos hacer nuestro trabajo y no puede ser estar meses y meses sin control al gobierno».