Centenares de miles de personas acudieron ayer en masa al parque Victoria de Hong Kong bajo una lluvia torrencial en otra protesta masiva a favor de la democracia y contra la violencia policial. Más de un milllón de personas, según algunos medios; 1,7 millones según los organizadores. Después de dos meses de enfrentamientos cada vez más violentos, que han provocado severas advertencias de Pekín, y que no han logrado ninguna concesión del Gobierno de la ciudad, manifestantes de todas las edades se desplegaron desde las estaciones de metro cercanas.
La Policía había prohibido la marcha desde el Parque Victoria hasta el distrito central de negocios, presentada por el grupo del Frente Civil de Derechos Humanos, y dio permiso solo para una concentración en el parque. A pesar de la lluvia torrencial, una gran multitud pacífica llenó el parque y se extendió por las calles cercanas, obligando a las fuerzas del orden a bloquear el tráfico. Vestidos de negro, el color del movimiento contra la ley de extradición, muchos comenzaron a caminar por las calles a pesar de la prohibición. Se arriesgaban a ser acusados de reunión ilegal, lo que conlleva hasta cinco años de prisión. Las calles alrededor del parque Victoria se convirtieron en un mar de coloridos paraguas y estaban tan densamente pobladas que la marcha se detuvo por completo en muchos lugares. Las masas coreaban «Liberad Hong Kong, democracia ahora» y «¡Reclama Hong Kong, revolución de nuestro tiempo!». Había jóvenes manifestantes, familias enteras y ciudadanos de edad avanzada, algunos incluso en silla de ruedas. Los padres caminaban con niños pequeños, protegiéndolos de la multitud.
Los organizadores insisten en que el Gobierno de la ex colonia debe dejar de usar la fuerza policial para reprimirlos y responder a sus cinco demandas. Estas incluyen la retirada completa del proyecto de ley de extradición, ahora suspendido, por el que se puede enviar a residentes de Hong Kong a ser juzgados a China continental, la creación de un organismo independiente para investigar la violencia policial y permitir el sufragio universal.
«Estamos aquí para expresar nuestra ira contra la violencia policial. Hong Kong está profundamente indignado con la Policía», dijo un organizador en el escenario. El Frente de Derechos Humanos Civiles, convocante del evento, pidió una manifestación «pacífica, racional y no violenta» y las publicaciones en línea también instaron a la «autodisciplina y tranquilidad» después de diez semanas de protestas intensas, muchas de las cuales terminaron en violentos enfrentamientos a medida que la Policía empleaba cada vez más gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a las multitudes. El sábado se produjeron tres manifestaciones más, pero, por primera vez en semanas, los agentes no dispararon gases lacrimógenos y la ciudad pudo respirar tranquila.
Las marchas de estos sábado y domingo han marcado el undécimo fin de semana de protestas. Los residentes continúan presionando al Gobierno para que retire formalmente el controvertido proyecto de ley de extradición y mantienen el pulso al Gobierno de Pekín, cuyas amenazas van en aumento. La semana pasada, los medios de comunicación mostraron imágenes de tropas blindadas del Ejército chino en Shenzhen, el Estado del sureste que limita con Hong Kong. Las autoridades chinas también han publicado una serie de declaraciones amenazadoras sobre los manifestantes, una de las cuales afirma que el «terrorismo» está surgiendo en la ciudad. Ahora queda por ver la respuesta de Pekín a esta nueva provocación.