Un total de 8.846 residentes en Galicia han redactado indicaciones respecto a su atención médica final y registrado su voluntad en el Registro Nacional de Instrucciones Previas que custodian los servicios autonómicos de salud. El dato, facilitado a Efe desde el Ministerio de Sanidad, deja en la Comunidad una de las tasas más bajas de población con testamentos vitales formalizados: 3,27 por cada mil habitantes, por debajo de la media nacional (6,35) y sólo por detrás de Ceuta y Melilla, Extremadura y Murcia.
En un testamento vital, el usuario, en previsión de un deterioro de salud que llegado el momento le impida tomar decisiones conscientes, anticipa sus voluntades sobre qué tratamientos y cuidados quiere o no recibir ante situaciones críticas, indicando, por ejemplo, su posición ante situaciones de enfermedad terminal o deterioro irreversible, si en caso de embarazo desea que sus instrucciones se aplacen hasta el término de la gestación, qué destino elige dar a sus órganos o qué persona quiere que le represente ante el equipo sanitario.
También menores
En la Comunidad operan tres fórmulas para incluir un escrito en el registro. Una de ellas, la elegida por el 45% de los inscritos en la Comunidad —según datos facilitados por la Consellería en marzo—, requiere de tres testigos mayores de edad, al menos dos sin relación familiar directa ni vinculación patrimonial con el firmante. El documento también puede formalizarse sin testigos mediante la intervención de un notario o de un funcionario del propio Rexistro Galego de Instrucións Previas; ambas vías representaban respectivamente el 26 y el 29% de los documentos formalizados en Galicia hasta marzo de este año.
A nivel estatal, son 296.571 los usuarios que han registrado sus voluntades; 89 de ellos (ninguno en la Comunidad gallega) son menores. Pueden ser menores que han visto situaciones de sufrimiento en su entorno y se han planteado que a ellos también les puede ocurrir, explicó a Efe María Teresa Barea, vicedecana del Colegio Notarial de Andalucía. «Nuestra obligación es cerciorarnos de que tienen clara su voluntad» y «capacidad para defender lo que están haciendo», apunta.