Desde su creación el 10 de agosto de 1994, a partir de la integración de la Biblioteca Central de la Universidad de Chile, el Departamento de Fotografía y Microfilm -hoy Colección Archivo Fotográfico-, el Taller de Imprenta y Encuadernación y el Laboratorio de Conservación y Restauración de Papel, las salas, estanterías y documentos del Archivo Central Andrés Bello (AB) custodian y preservan no sólo la memoria de los 176 años de la Casa de Bello, sino también la de un país entero que se resiste a su propia historia.
En la celebración de sus 25 años contribuyendo al desarrollo del patrimonio nacional y universitario, a través de la reflexión crítica y de las múltiples acciones de conservación, puesta en valor e investigación llevadas a cabo por un equipo de destacados y destacadas profesionales, el Archivo Bello pondrá a disposición de la comunidad, en el portal de Libros Electrónicos, el conjunto de cancioneros populares que forman parte de la Colección Domingo Edwards.
La directora del Archivo Central Andrés Bello, Alejandra Araya, explicó que lo que caracteriza este aniversario es “haber logrado que el Archivo sea visible a nivel nacional como un actor relevante en la discusión de las políticas públicas, en los temas más atingentes, en el aporte a la discusión sobre temas relevantes de la política cultural en patrimonio y en archivos”.
Asimismo, la historiadora y académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades aseguró que actualmente “hay un conjunto de profesionales que realmente está muy comprometido con la institución, que está comprometido con los desafíos que nos ha impuesto ser parte de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones, que nos ha llevado a repensarnos en nuestro sentido y en nuestra forma de hacer, lo cual se materializa con la Sala Museo Gabriela Mistral”.
El conjunto de cancioneros populares completa el llamado “círculo de puesta en valor patrimonial”, una denominación que da cuenta del proceso de patrimonialización que comprende labores en todas las áreas de trabajo del archivo: la restauración y conservación física y digital de las piezas, el inventariado y catalogación de los materiales para facilitar su manejo y garantizar su acceso, y las labores de investigación, difusión y educación.
Los cancioneros populares se caracterizan por conformar un grupo de impresos de muy bajo costo que circularon por las calles de las ciudades decimonónicas y durante las primeras décadas del siglo XX. Asimismo, permiten reconocer los límites difusos de la oralidad y la escritura, tanto como las estrechas relaciones del mundo rural y el urbano en el continente Latinoamericano.
Alejandra Araya se refirió a la importancia de difundir los cancioneros populares, asegurando que “nuestra mejor forma de celebrar es cumplir con nuestra misión que es custodiar el patrimonio universitario, democratizarlo y hacerlo accesible a la mayor cantidad de personas, y digitalizar es una forma de ponerlo a disposición con contenidos, con investigación asociada”.
Pese a las divisiones políticas y administrativas que fueron tomando forma durante todo el siglo XIX, los cancioneros populares dan cuenta de un intenso intercambio musical y letrista que fue compartido más allá de los límites que diferenciaron a los nacientes estados latinoamericanos. Estos objetos patrimoniales hablan de una cultura popular cuyos límites no coincidieron con las fronteras nacionales, pero que igualmente, y sin contradicción, tuvieron un rol importante en la configuración de las identidades locales y nacionales que estaban en pleno proceso de constitución.
Promover el estudio de la cultura popular desde soportes no tradicionales ha sido, desde su creación, un objetivo relevante para el Archivo Central Andrés Bello. En esa línea, el año 2013, y en conjunto con la Biblioteca Nacional de Chile, la Colección Lira Popular fue declarada Memoria del Mundo por la UNESCO, valorándola como un acopio de materiales de alta fragilidad que conservan aspectos relevantes de la memoria, la historia y las prácticas de amplios sectores de la sociedad, que generalmente han sido invisibilizados o silenciados en los relatos históricos y culturales tradicionales.