Las empresas familiares deben de tomarse el tiempo para diseñar un plan de sucesión y con ello evitar conflictos, o bien, la desaparición de los negocios.
Eugenio Clariond Reyes Retana, presidente del consejo de administración de Cuprum, recomendó la integración de consejeros independientes y no aferrarse a que debe heredar el hijo o cualquier familiar, sino la persona más capaz y preparada.
“Se debe tomar la mejor decisión que le ayude a la empresa a salir adelante, esto implica que se escoja a la mejor gente, ya sea de la familia o fuera de ella, pero no sólo porque lleve el apellido del dueño de la compañía significa que será bueno para administrar; debemos de ser neutrales en las recomendaciones y no sólo porque es mi hijo”.
El empresario expuso su experiencia como presidente de una de las empresas más emblemáticas (Grupo IMSA), y cómo llevó la sucesión familiar ya con la integración de sus hijos en los nuevos negocios que emprendió tras la venta de IMSA y la separación de los negocios de sus hermanos y primos.
Comentó que cuando asumió como presidente del Grupo IMSA vendían al año unos 42 millones de dólares y para el 2004, año que vendieron la compañía a Ternium, las ventas ascendían a cuatro mil 100 millones de dólares, con operaciones en cuatro continentes.
Reveló que la sucesión familiar de Grupo IMSA no fue fácil, pero gracias a que su padre Eugenio Clariond González constituyó un fideicomiso donde los seis hijos de la familia Clariond Reyes Retana y cuatro Canales Clariond depositaron el 60 por ciento de las acciones, dicho fideicomiso era el que controlaba la mayoría, además se tenía que estar de acuerdo en todo (mujeres y hombres) eso hizo que fuera complicado la toma de decisiones, pero se mejoró mucho al integrar consejeros independientes.