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First dates
Este lunes rompió el hielo en «First Dates» Roberto, un deportista y estudiante salmantino de 20 años. «Busco a una chica que sea afín a mí y entienda mi estilo de vida», comentó el joven, «soy deportista y sano, aunque también me gusta salir de fiesta cuando tengo tiempo, pero con el deporte tengo poco». Le contó a la camarera que competía en salto con pértiga, deporte en el que había ganado varias medallas, pero que «en el amor no me ha ido tan bien como en el deporte».
Su pareja fue Oiana, una estudiante de nutrición navarra de 19 años también aficionada al deporte. «Necesito gente que me impulse a hacer cosas», explicó, «por eso busco a alguien dinámico». A la navarra le gustó saber que su pareja era deportista, y a él Oiana le pareció «muy guapa», por lo que la cena empezaba con buen pie.
Pasaron a la mesa y la conversación fue fluida y agradable. Se rieron mucho y fueron descubriendo lo mucho que tenían en común. En la primera parte de la cena hablaron sobre deporte y nutrición. «Me parece muy bien lo que hace, porque compaginar el deporte y el estudio significa que se esfuerza», le elogió Oiana. «Me impactó para bien lo que me dijo», dijo él por su parte en el confesionario. La cita siguió con mucha complicidad y ya antes del postre estaba claro que iban a acabar juntos. «Me llena interiormente y físicamente es muy guapa», resumió Roberto. El desenlace fue el esperado y ambos quisieron tener una segunda cita para seguir conociéndose.
Un poco más adelante apareció Laura, una sevillana de 33 años que estaba opositando para guardia civil tras haber abandonado el ejército: «Me arrepiento de haberlo dejado». Contó que no había tenido mucha suerte en el amor y dijo que buscaba «a un hombre honesto, respetuoso y que me deje ser yo».
Para cenar con ella llegó Jesús, un militar cordobés de 37 años que presumía de ser un gran padre. Se encontraron en la barra y a él Laura le pareció «muy guapa y con los ojos bonitos». A ella lo que le gustó fue que Jesús fuese «militar, porque tiene una vida ordenada». Empezaron hablando en la barra muy animados y Jesús aseguró que buscaba «una relación estable».
Ya en la mesa, Laura le contó a Jesús que cuidaba mucho lo que comía porque estaba haciéndose vegeteriana. «Soy muy animalista», le advirtió, «no soporto ver a los animales sufrir». Jesús, a quien costaba mucho entenderle al hablar, empezó a recordarle lo bueno que estaba el jamón y el filete de ternera, algo que él «no cambiaría por nada». Laura le miró con muy mala cara y le animó a callarse: «Come, anda, come, que la cagas».
La conversación siguió tratando sobre animales, pues ella le preguntó si le gustaban las mascotas. «Me gustan porque no tengo», respondió Jesús. Laura le contó que tenía siete perros en su casa, algo que no le hizo mucha gracia al cordobés. Fueron profundizando en su conversación y empezaron a hablar sobre sus relaciones y sus aspiraciones amorosas. «Está tan dedicado a su hijo que si tuviese una pareja no le dedicaría tiempo», objetó la sevillana.
Cuando la cena ya esaba bastante avanzada, ella contó en el confesionario que estaba conociendo a otro hombre «que se parece mucho a él, hasta físicamente, pero el otro le supera». Llegó la hora de la decisión y Laura empezó reprochándole que «no hubiese parado de hablar». Acto seguida, ella se sinceró y reveló que estaba conociendo a otro hombre «que me gusta más». Jesús, sorprendido, le preguntó que por qué había ido entonces al programa. «Para ver si alguien superaba a esa persona y se compenetraba más conmigo», le explicó ella antes de despedirse.