Por desgracia, este año ha sido de luto para las páginas de opinión en nuestro diario. Luego de perder a nuestro distinguido colaborador Gerardo Viloria, autor de la columna “Ejercicio del Poder”, la semana pasada falleció la brillante a periodista Fátima Ibarrola, quien engalanaba nuestra edición con “Trayectos”
Víctima de una afección respiratoria, su lamentable deceso se registró el miércoles en el Hospital Central Militar. Era de muchos conocida su carrera de más de cuatro décadas de trabajo en múltiples medios, como Imevisión, W Radio, Televisa, Radio Capital, Sistema de Radio y Televisión Mexiquense y el Instituto Mexicano de la Radio (donde condujo memorables programas durante 35 años).
Fátima fue locutora, periodista y apasionada de la Radio, que en sus columnas de opinión en MILENIO Estado de México plasmó sus ideas, siempre firmes y propositivas.
En lo que pareció una no planeada despedida, en su última columna aquí recordó su amplia experiencia como reportera, analista y conductora. Agradeció, apenas la semana pasada, a sus lectores, y dejó clara su plenitud como profesional y como mujer de familia.
«Gracias lectores maravillosos, los amo a todos. En fin, soy una mujer entera, amo a mi país, soy madre de Fátima una maravillosa hija, y soy abuela de mi amado Luciano quien es, sin duda, mi verdadero motor de vida. Sí, sí que he disfrutado mí vida, el periodismo y ser una mujer ¡Echándole ganas!»
Yo tuve la oportunidad de tratarla más directamente en la responsabilidad de la dirección editorial, y me sentí honrado de poder coordinar esfuerzos de gente como ella. Gente de convicciones en las que uno podía coincidir o no, pero la pluralidad siempre ha marcado la sección de opinión de esta casa editorial, y ella lo enriquecía. En la referida última colaboración, dejaba clara su lealtad al PRI, “sé que para los gobernantes actuales es muy fácil ver a quienes no somos simpatizantes a su movimiento como detractores, pero así como yo, muchos de Morena fuimos del PRI”, detallaba entonces.
Y, en efecto, en sus recientes colaboraciones percibí la decepción que el nuevo régimen político le causaba, pero más allá de sus simpatías, me percaté de que ella avizoraba un futuro incierto para nuestro país, enumerando los traspiés de los nuevos dirigentes de la nación. Sin embargo, también la aprecié como una mujer de fe, de carácter inquebrantable que guardaba la esperanza de que a nuestro país le fuera mejor a pesar de todo, convicción que comparto.
Desde aquí el sentido pésame a su hermosa familia. Descanse en paz nuestra querida Fátima. Al final de su Trayecto, en este y otros medios de comunicación la hemos de extrañar por su talento, inteligencia y la profunda pasión por sus ideas.