Metro bloqueado esta mañana, aviones paralizados, concentraciones en toda la ciudad… Hong Kong vive este lunes un día de huelga general y de protesta, después de un fin de semana de tensa movilización.
Este lunes es el tercer día consecutivo de protestas en Hong Kong. Ayer, los manifestantes se quedaron en las calles hasta las 4 de la madrugada, y hoy desde temprano han construido barricadas para bloquear la ciudad. La mayor parte de las estaciones de metro estaban bloqueadas en la mañana, y en el aeropuerto la situación es caótica, ya que han cancelado unos 200 vuelos a causa de la huelga.
En las afueras de los edificios gubernamentales, los manifestantes llaman a los funcionarios para que se unan a la huelga. En varios puntos distintos de la ciudad hay decenas de miles de manifestantes reunidos en protestas. La policía ya detuvo a varios de ellos.
“Tengo miedo porque China hará todo lo que pueda para controlar aún más a Hong Kong. Tengo miedo de que mande aquí enemigos para combatir frente a nosotros. Espero que los hongkoneses puedan defenderse. Pero pienso que subestiman nuestra fuerza. También espero que otros países podrán ayudarnos a que se escuche nuestra voz, porque Hong Kong es un centro financiero internacional”, comenta una manifestante.
Es una situación inédita en Hong Kong, donde la cultura del trabajo es muy importante. Los empleados no están protegidos en caso de huelga por razones políticas, y por lo tanto, muchos deben tomarse un día libre para unirse al movimiento. Se espera que el ritmo de la protesta acelere, ya que el objetivo es aumentar la presión sobre el gobierno local.
Según los manifestantes, la policía ya perdió el control y está recorriendo cada vez más a la violencia porque ya no sabe cómo detener este conflicto. Hay como mucho unos 32.000 policías antidisturbios y en su mayoría no están especialmente preparados para situaciones de este tipo.
“Antes, yo sólo participaba pero no organizaba eventos. Esta vez tengo ganas de afianzarme porque no se puede aceptar esta ley de extradición y porque la violencia de la policía empeora cada día, pues pienso que tengo que hacer algo”, contaba una manifestante a RFI este domingo.
Además, los manifestantes denuncian que la policía está utilizando ya la violencia no sólo contra los jóvenes con mascarillas sino también contra los residentes de las zonas donde hay protestas, aun cuando no están participando en las protestas.
Lejos de ceder, la jefa ejecutiva Carrie Lam salió este lunes de su silencio, en su primera aparición pública en dos semanas, para criticar frontalmente al movimiento: “Recientemente hemos visto, es muy claro, que la gente propone ‘recuperar Hong Kong, la revolución de nuestro tiempo’ (…), y desafiar la soberanía nacional del país”, dijo Lam a la prensa en referencia a un eslogan comúnmente utilizado durante las manifestaciones.
“Me atrevo a decir que se trata de derrocar a Hong Kong, destruyendo completamente las valiosas vidas de más de siete millones de personas”, añadió. Acusando a los manifestantes de empujar a la ciudad “al borde de una situación muy peligrosa”, Lam reafirmó que “el gobierno será firme para mantener la ley y el orden, y restablecer la confianza”.
