La huelga general convocada para hoy, la primera en cinco décadas en Hong Kong, ha supuesto el último y más multitudinario suceso en cuatro días consecutivos de protestas, un nuevo clímax en la crisis más grave de la historia moderna del territorio. Trabajadores de todos los sectores se han sumado al llamado, con el que se pretendía redoblar la presión popular sobre el gobierno. La disrupción, extendida a los siete distritos, ha cortado la respiración de la ciudad al estrangular sus vías de transporte.