Desde que el sábado por la mañana Patrick Crusius llegó de un suburbio de Dallas e irrumpió a tiros en un Walmart, para cometer el mayor crimen racista contra hispanos de la historia moderna de Estados Unidos, una frase se repite en las conversaciones con los vecinos de El Paso, Texas, y en las declaraciones de los políticos locales: “Nadie de esta comunidad podría haber hecho algo así”.