Ayer crucé a McAllen y dentro del típico recorrido shopinero caminé como zombi unos minutos en Walmart. Y aunque les confieso que ni sé a qué fui, me sirvieron unos minutos para pensar en esa extraña sensación que despierta Estados Unidos. Una mezcla entre seguridad y que pudiera valer madres en cualquier momento. Lo mismo que en México, pero más caro.
Sabiendo que pocas horas antes, un demente había masacrado a 20 personas que estaban viendo ofertas como yo. Una locura de solo pensarlo y que constantemente justificamos de alguna manera.
En gringolandia te venden armas como si fueran chocolates. Apenas vamos a cruzar el puente internacional reparten folletos de tiendas como Academy, donde publican las ofertas de pistolas 9 mm a 200 dólares o cajas de balas para AK47 a precios irrisorios.
Ármate o muere. No te armes e igual morirás. Armas para todos en una sociedad psicópata y con una doble moral exacerbada en todos los sentidos. Reflexiones que al mismo tiempo me proyectan a nuestro México mutilado y me dejan confundido porque aplican las mismas máximas, pero queremos salir corriendo de nuestra tierra y cruzar nadando como si aquel infierno fuera la tierra prometida.
¿Cuán iguales somos realmente y dónde hemos perdido la batalla propagandística respecto a la violencia? Me queda claro que las masacres, asesinatos, mafias y abusos en Estados Unidos sobrepasan el entendimiento, pero creemos que allí todo es más bonito y huele mejor. Un envoltorio que esconde un fruto podrido que millones desean y por el que suelen perder la vida.
Recuerda la última vez que estuviste del otro lado y la sensación inmediata cuando volviste por tierra a México. ¿Raro no? Quizá demasiado si entendemos que es mucho más probable que mueras de shopping en Estados Unidos que en tu colonia de noche.
Twitter: @santiago4kd
