First dates
Para una de las primera cenas de la noche llegó a «First Dates» Yeli, una estudiante y modelo madrileña de 21 años. La joven, con una diadema con orejas de conejo, reconoció en su presentación que le «gusta mucho el protagonismo, por eso quiero ser modelo. Hannah Montana siempre me ha inspirado, desde pequeña».
Le contó a Sobera que los chicos con los que había estado hasta el momento eran «tíos pegajosos», y también que se había «enamorado dos veces, pero nunca he tenido una relación estable». Habló de sí misma sin tapujos y contó que era «un poco inestable psicológicamente, y puedo romper a llorar por cualquier cosa, me hieren con facilidad». Su modelo de hombre, detalló, era alguien «como Saul Craviotto».
Cierto parecido con el deportista tenía Juan Antonio, un madrileño de 21 que trabaja en discotecas. «Tengo pinta de guaperas y chulo», reconoció, «pero luego la gente me adora, o eso me dicen». La primera impresión fue muy positiva, y él dijo que Yeli le parecía «un escopetón, me ha entrado por los ojos». Ella también parecía satisfecha con su pareja, y lo primero que hizo fue preguntarle por el tatuaje de una cruz que llevaba en su brazo: «¿Eres cristiano?».
Juan Antonio, un tanto sorprendido, contestó que era ateo y que se había hecho el tatuaje porque le gustaba cómo quedaba. Yesi le contó que ella era «muy cristiana, y creo mucho en Jesucristo. De hecho, tengo mi propia teoría sobre Jesús». Y no se limitó a anunciarlo, sino que pasó a desarrollar la susodicha teoría: «Jesús es el propulsor del feminismo porque defendió a una mujer adúltera, y eso era novedoso en esa época».
«También es verdad», concedió Juan Antonio, aunque en el confesionario dijo una cosa muy distinta: «Su teoría me ha parecido una chorrada y una imbecilidad». La conversación no empezó con buen pie, pero luego en la mesa las cosas fueron de otro modo. Ella le contó las muchas veces que había cambiado de carrera y explicó que «me canso rapidísimo, no me gusta la rutina».
Hablando sobre el amor, ella se definió como una «low compromise babe y una persona complicada». La conversación prosiguió con mucha sintonía y se notaba que la cita iba a acabar bien. Efectivamente, llegó el momento del desenlace y ambos quisieron darse una segunda oportunidad y seguir conociéndose.