De hecho, se refuerza el convencimiento de que la repetición electoral ha sido desde un principio el objetivo de Pedro Sánchez, persuadido de que eso le permitirá ampliar su mayoría y arrinconar en la marginalidad y la irrelevancia a su principal rival por la izquierda, la formación de Pablo Iglesias. El barómetro del CIS que se ha publicado esta semana sería una invitación al PSOE para presentarse a un examen de las urnas que le darían la victoria con una amplísima ventaja sobre la segunda fuerza en intención de voto, el PP. Los socialistas obtendrían más de un 40% y los populares un 13,7%.
La cuestión es que esos datos reflejan un voto directo (sin el recuerdo de anteriores comicios que se incluye en la ‘cocina’), que se han obtenido en un trabajo de campo realizado antes de la fallida investidura y que no hay ninguna convocatoria electoral a la vista, lo que repercute en el comportamiento de los encuestados. Sin embargo el presidente del CIS, José Félix Tezanos, se ha mostrado este miércoles especialmente optimista respecto a una mejora de los resultados que podría cosechar Sánchez tras la derrota parlamentaria del 25 de julio porque, según dice, los ciudadanos tienen la percepción de que quienes bloquean e impiden que haya un Gobierno son las demás fuerzas políticas, incluido Podemos que se abstuvo en la votación para investir al presidente. “El único partido que ha votado para que haya Gobierno es el PSOE”, ha afirmado Tezanos, que ha aludido varias veces a un posible adelanto electoral aunque a una pregunta directa sobre el tema ha respondido que ignora si se va a producir.
Más pistas ha dado al respecto la portavoz en funciones, Isabel Celaá, que en declaraciones a Antena 3 ha dicho que "si no hay agua en la piscina no merece la pena pasar por una investidura". Celaá ha reiterado que el Gobierno no quiere las elecciones, pero lo cierto es que el agua de la piscina a la que se ha referido es más bien escasa. Como dijo la vicepresidenta, el Gobierno de coalición con Unidas Podemos es ya una vía cegada y todo lo más que se le puede ofrecer al partido de Pablo Iglesias es un acuerdo programático, que los morados rechazan tras haber rozado con las yemas de los dedos una vicepresidencia y tres ministerios. Y a tenor de lo manifestado recientemente por su líder y su jefe negociador, Pablo Echenique, no hay la más mínima posibilidad de conformarse con un apoyo externo al Ejecutivo, lo que sería una fórmula ‘a la portuguesa’, pese a los llamamientos de IU y Anticapitalistas para que se imponga esta salida y no se mutile la capacidad de hacer oposición de los morados.
Si a todo lo anterior se le añade el malestar que han causado en las filas socialistas las palabras de Iglesias en su programa Fort Apache, se puede concluir que la ruptura entre el PSOE y Podemos es total e irreversible. Iglesias acusó al Partido Socialista de carecer de programa y de proyecto de país, además de reprocharle no haber tenido ningún deseo de subir el Salario Mínimo, una de las grandes conquistas sociales del Ejecutivo de Sánche durante la pasada legislatura. La ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, entiende que esas declaraciones son "ofensivas" y "desafortunadas" y no invitan precisamente al diálogo ni a sentarse en la mesa.
Si se descarta el pacto con Podemos, la segunda alternativa sería que el PP y Cs facilitaran la investidura de Sánchez con su abstención para evitar la repetición electoral. Pero tanto uno como otro partido han dejado claro su ‘no’ rotundo al líder socialista, una postura que se ha visto reforzada en las últimas horas por el acuerdo en Navarra del PSN, Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezquerra para hacer presidenta a María Chivite. Para ello, necesitan la abstención de EH Bildu y las bases de la formación abertzale ya han respaldado que ese sea su voto en la investidura de Chivite, que seré una realidad el próximo viernes. Ni los populares ni el partido naranja están dispuestos a apoyar un Gobierno socialista que ha permitido semejante pacto arrebatándole el Gobierno foral a su propia plataforma, la que ambos constituyeron con UPN bajo el nombre de Navarra Suma. Pablo Casado, el líder del PP, llegó a hacer un chiste el martes preguntándose qué ocurriría si él se presentara a la investidura pidiendo la abstención del Grupo Socialista. Celaá ha calificado la idea de “ocurrencia”.
Contactos 'discretos' sin Cs y con Podemos 'en llamas'
Pese a todo, la portavoz cree que Sánchez pondrá en marcha una nueva ronda de contactos con los cuatro principales partidos “en breve”. Lo mismo ha dicho la ministra Montero en La Sexta, donde ha añadido el matiz de que los contactos que mantendrá el presidente serán "discretos". "Los estará llamando o los llamará" ha señalado en relación a los demás líderes y ha añadido: "Los contactos serán discretos, sin una publicidad que impida poder profundizar en las cuestiones".
En cualquier caso, lo que ya se puede afirmar es que Cs no participará en la nueva ronda de contactos como tampoco lo hizo en las últimas. "Creo que quizá alguien le tiene que explicar al señor Sánchez que él no es el que tiene que hacer la ronda de contactos, la hace el jefe del Estado", ha declarado la líder de Ciudadanos en Cataluña y nueva portavoz de la Ejecutiva del partido, Lorena Roldán, olvidando que es el aspirante a candidato quien le plantea al Rey si cree que cuenta con opciones y después es el monarca quien decide si lo propone o no. Además, Roldán ha instado al presidente del Gobierno en funciones a dejar el "teatrillo" de los contactos porque "sabe perfectamente quiénes van a ser sus socios". A su juicio, el PSOE hará a nivel nacional lo mismo que ha hecho en lugares como Navarra, "ir de la mano de populistas, nacionalistas y batasunos", lo que hoy por hoy contradice todas las evidencias.
Montero, por su parte, ha reiterado que el presidente "no tira la toalla" y que lo "último" en lo que piensa el PSOE es la repetición electoral. No obstante, sobre la segunda investidura, ha admitido que ahora toca dilucidar si el Rey la encarga sin que haya apoyos suficientes: "En la ronda, los partidos tendrán que expresar si su posición ha variado y el Rey dirá si se hace el encargo a Sánchez". Con el plazo de dos meses corriendo tras primera la votación, que se celebró el 23 de julio, el lapso para que otro candidato intente obtener la confianza de los diputados y ser investido presidente expira el 23 de septiembre. Hasta entonces, el Rey podría convocar una nueva ronda de consultas en agosto o a principios de septiembre. Incluso, en función de los tiempos, podría requerir otra, si fuera necesario, puesto que el artículo 99 de la Constitución habla de “sucesivas propuestas” siempre que sean dentro de plazo.
Ahora bien, si el Rey constata que no hay un candidato con los apoyos que se requieren para que la investidura salga adelante, puede cerrar el proceso. Tanto en este caso como si el candidato propuesto no consigue superar el trámite parlamentario, el 24 de septiembre Felipe VI disolvería las Cortes y convocaría las elecciones, que se celebrarían 47 días después, el 10 de noviembre.
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