El socialista Javier Lambán ha sido investido presidente de Aragón gracias al Gobierno cuatripartito que ha trabado en las últimas semanas entre el PSOE, Podemos, la Chunta y el PAR. Este será su segundo mandato consecutivo al frente del Ejecutivo regional.
Tal y como estaba previsto, Lambán ha sido reelegido por los 36 votos que suman esas cuatro fuerzas y el del diputado de IU, que no entra en el gobierno regional pero que también ha apoyado la investidura, porque también con él ha pactado el PSOE. Enfrente quedan el PP, Ciudadanos y Vox. Los populares dicen que el nuevo Ejecutivo regional es fruto del «pacto de la vergüenza» y Cs lo califica de «gobierno de retales».
Al igual que hizo ayer durante su discurso de investidura, este miércoles Lambán volvió a defender el pacto a cuatro en el que se han dado la mano los socialistas, Podemos, los nacionalistas de izquierdas de la Chunta y los liberal-regionalistas del PAR, que hasta hace unos meses eran socios del PP y a los que el propio líder de los populares, Pablo Casado , elogiaba en vísperas de las elecciones generales de abril.
Ahora es Lambán quien alaba al PAR, consciente de que sin esos tres escaños aragonesistas no hubiera tenido opción alguna para repetir al fretne del Gobierno regional. Por lo mismo, PP, Cs y Vox arremeten contra el PAR, porque pudo haberles dado el gobierno si hubiera decidido pactar por la derecha.
La oposición insiste en las diferencias y las contradicciones programáticas de los cuatro partidos que conforman el nuevo Ejecutivo de Lambán. Mientras, el líder socialista insiste en elogiar al cuatripartito por haber sido capaces de aparcar las «rigideces ideológicas» en pro de «grandes acuerdos» basados en «la centralidad, la moderación y la transversalidad. Asimismo, Lambán ha recordado que Cs se negó persistentemente a haber formado parte de un Gobierno regional junto al PSOE y al PAR.
Antes de la votación de investidura se sucedieron las intervenciones de los distintos grupos parlamentarios. El discurso del líder regional del PP, Luis María Beamonte , fue el más duro contra Lambán y sus socios, un tono agrio que le reprochó Lambán y del que expresamente se desmarcó a continuación el portavoz de Ciudadanos, Daniel Pérez Calvo. Éste, pese a criticar las contradicciones internas con las que nace el nuevo Gobierno aragonés, ha llegado a tender la mano a Lambán para alcanzar acuerdos «desde el diálogo y la negociación» en asuntos de gobernabilidad en los que puedan llegar a coincidir. Por su parte, el líder regional de Vox, Santiago Morón , acusó a Lambán de sostenerse en el Gobierno «con la extrema izquierda y el regionalismo radical», reclamó la derogación de la Ley autonómica de Identidad de Género, la supresión de la Ley aragonesa de Memoria Democrática y recortar estructuras autonómicas.
Tras la investidura de Lambán, ahora queda conocer la conformación del Gobierno autonómico, cómo queda su estructura y cómo se reparten las consejerías entre los cuatro partidos que conforman el Gobierno regional. Una de las incógnitas por aclarar es si el cuatripartito conlleva una ampliación de las estructuras de gobierno para acomodarlas a los cuatro partidos que van a compartir el poder. De entrada, se baraja la creación de una vicepresidencia para el PAR, un puesto que los aragonesistas ya disfrutaron en el pasado tanto con los gobiernos que compartieron alternativamente con el PP y con el PSOE. También se ha filtrado que Podemos ocupará la Consejería de Universidad y que la Chunta seguirá encargándose de Ordenación del Territorio, que incluye las competencias de obras públicas, entre otras.
Ayer, Lambán resumió las «bases programáticas» de su nuevo Gobierno aragonés, basadas –según dijo- en un acuerdo de 132 medidas genéricas en las que han sido capaces de coincidir los cuatro partidos. Buena parte de esas medidas anunciadas por Lambán conllevarán un aumento del gasto público , que está por ver cómo se encaja con la contención fiscal que también ha anunciado y que la oposición se ha apresurado a poner en duda. El pacto cuatripartito también aboga por reforzar «el autogobierno» de Aragón, al tiempo que proclama «la defensa del modelo constitucional vigente».