Los gigantes tecnológicos facilitan la vida, pero recopilan a cambio una cantidad ingente de datos
Google sabe todo lo que un usuario compra por Internet, los lugares que visita, las apps que utiliza e incluso el porno que ve —aunque lo haga en modo incógnito—. Amazon conoce cada pedido a la plataforma, su dirección y las conversaciones que mantiene con Alexa. Y Facebook recopila sus publicaciones y likes, las veces que pincha en un anuncio de publicidad y, en ocasiones, hasta el historial detallado de llamadas y SMS. Los gigantes tecnológicos, facilitan en gran medida la vida de sus usuarios, pero a cambio recopilan una cantidad ingente de sus datos. Y no se trata de una excepción. En un contexto en el que miles de compañías tratan de conocer mejor a los usuarios, salvaguardar la privacidad se ha convertido en un desafío difícil de conseguir.