Esta semana, mientras las izquierdas de España frustraban, por sus cálculos y su voracidad, la posibilidad de un gobierno de esa tendencia política, al otro lado del charco se reunían, en el Foro de Sao Paulo, pero no en Sao Paulo, sino en Caracas, las zurdas del mundo para proclamar, en una fiesta de la fraternidad internacional y sin decirlo así, la investidura, es decir la supervivencia, de Nicolás Maduro.
No es una ironía menor. El Foro de Sao Paulo, creado en 1990 bajo el impulso de Fidel Castro y Lula da Silva (entonces en la oposición), cobró fuerza una década después, financiado por la corrupción de las empresas constructoras brasileñas, el gigante estatal Petrobras y, por supuesto, la faltriquera de...
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