El concepto The Game o El Juego, que elabora en su obra más reciente el escritor Alessandro Baricco, fue comentado en dos entregas de Fusilerías la semana pasada ligado a otras manifestaciones artísticas que aluden a esta nueva era tecnológica en la que “el todo” es la vanguardia y el “infinito” parece un anacronismo. El antecedente más directo y actual sigue siendo el filme Matrix, con el que cerró la centuria pasada de forma espectacular, también revisado para idénticos fines por otro autor contemporáneo, Yuval Noah Harari, en su libro 21 lecciones para el siglo XXI (Debate, 2018)
En un subcapítulo titulado “Hackear a humanos” el ensayista israelí se propone dar un consejo a un chico de quince años atascado en una escuela anticuada de algún lugar de México: “no confíes demasiado en los adultos”. Y se explica. Dice que la mayoría tiene buenas intenciones, pero no acaban de entender el mundo. En el pasado, prosigue, era apuesta segura seguir a los adultos, porque conocían muy bien un mundo que cambiaba muy despacio.
“Pero en el siglo XXI va a ser diferente. Debido a la velocidad creciente del cambio, nunca puedes estar seguro de si lo que te dicen los adultos es sabiduría intemporal o prejuicio anticuado”. A la pregunta de si la apuesta confiable actual, entonces, es por la tecnología, Harari advierte sobre un tema que tocó en su columna el lunes pasado el querido Jordi Soler relativo al algoritmo y los gustos musicales en Spotify.
Escribe el israelí, recordemos, dando un consejo a un chico mexicano: “La tecnología es cada vez más sofisticada a la hora de entender a los humanos, por lo que puedes verte sirviéndole cada vez más, en lugar de que ella te sirva. ¿Has visto a esos zombis que vagan por las calles con la cara pegada a sus teléfonos inteligentes? ¿Crees que controlan la tecnología, o que ésta los controla a ellos?”
A medida que la biotecnología y el aprendizaje automático mejoren, dice el escritor, será más fácil manipular las emociones y los deseos más íntimos de la gente, y resultará más peligroso que nunca seguir simplemente nuestro corazón.
En la deliciosa lección sobre ciencia ficción, Harari considera que es el género artístico más importante ahora y alerta sobre una confusión: “Se preocupa en demasía por una guerra potencial entre robots y humanos, cuando en realidad lo que hay que temer es un conflicto entre una pequeña élite de superhumanos empoderada por algoritmos y una enorme subclase de Homo sapiens despoderados. Cuando se piensa en el futuro de la inteligencia artificial, Karl Marx sigue siendo mejor guía que Steven Spielberg”.
Sin acudir a la voz rusa matrioshka, plantea que a la gente le asusta estar atrapada dentro de una caja (Matrix, Black Mirror, El show de Truman), pero no se da cuenta de que ya está encerrada de una (su cerebro), que a su vez está dentro de una mayor: la sociedad humana con su infinidad de ficciones. Si quizá todos vivimos en la Matrix, ironiza el autor, qué embarazoso será para Marx y el Estado Islámico que la historia humana sea una compleja simulación.
@acvilleda
