Pobre de mi licenciado Peña que cuando no le llueve, le llovizna. Sobre todo porque cuando quisiera dedicar su tiempo al romance y a la caballerosidad, el amour fou y el chaba-daba-da, tiene que perder su precioso tiempo en andarse mordiendo las uñas de los pies. Primero con lo de Coello Trejo y Lozoya Lozoyita que me lo quieren acusar de haberle puesto una pistola en la sien al ex director de Pemex y conocido padrote internacional para que hiciera todos los bisnes chuecos agronitrogenadosos en Pemex; luego el inútil de Juan Collado que en vez de andar organizado pachangas con jueces, y magistrados que sirvieron para maldita la cosa, capaz que suelta toda la sopa de Caja Libertad, campañas electorales chuecas y demás negocios riesgosos que podrían involucrar al ex de La Gaviota (parece que lo único bueno que hizo el agobiado abogado fue llevarlo de vacaciones a España a que bailara “La manzanilla”); y ya en el colmo el fiscal Boczkowski del caso Chapo Guzmán, muy ufano después de haber condenado al líder del cartel de Sinaloa a chingomil años en el tambo, afirmó que solo en Estados Unidos se podría haber hecho justicia, que en México el sistema de justicia reinaba la corrupción, nomás por joder injustamente a don Enrique. No se vale.
Bueno, y para colmo, Osorio Chong quiso negarlo tres veces con lo de Javidú, que también se le salió del huacal insinuando que su apañón estaba más arreglado que la revuelta de los federales en rebeldía. ¿Pues qué se creen?
O sea, traen tan de cabeza el santo que solo le falta que se nacionalice uzbeko y que a la hora buena le gane en el Mundial de Esgrima una joven mexicana. Chale. Le pasó como todos aquellos que prácticamente acusaban a la Sheinbaum de personalmente secuestrar y asesinar al estudiante Norberto Ronquillo, que hoy se enteran de que ya agarraron a un personaje cercano a la familia. Debe ser un poco frustrante, maldita sea.
Pero la cosa es que no hubiera estado del todo mal que Don Ben Chankrowski, el fiscal justiciero, hubiera también ido no solo sobre El Chapo, el villano mediático, sino también sobre quienes en Estados Unidos, con toda tranquilidad, podrían comprar y distribuir sus productos. Gente sencilla del campo, por supuesto nada corrupta ni dada a las transas de cuello blanco.
Pobre mi Lic Peña, debería hacerse una limpia. Lo bueno es que no creo que Chayito Robles me lo traicione. Eso sí que no.
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