El máximo derecho exigible a quien realice una actividad pública es el derecho a ser evaluado.
A dar respuesta puntual de la encomienda y mejorar en lo posible, lo que sea factible y probable, sin engaños y simulaciones.
Del análisis y el diagnostico se obtiene la ruta, sin embargo, cuando se carecen de estas herramientas nos enfrentamos a la burda simulación de justificar los negativos, como muchos priistas justificaron la corrupción como un tema cultural. Sí, esos que andan prófugos…
La policía federal le dio mucho a México, sin embargo el cambio de régimen democrático (no de gobierno para quienes siguen sin entender la cuarta transformación), impone cambiar de tajo lo que no sirve, lo que está devaluado, además, de combatir lo que la inmensa sociedad del País reclama: cero tolerancias a la corrupción y que mejore la seguridad pública y pacificación de cada rincón de México.
Lo que se plantea en la ley que creó la Guardia Nacional (aprobada por todos los partidos por unanimidad), es la demanda de implementar una estructura sistémica donde las autoridades ya no den más atole con el dedo, que los policías encargados de brindar protección sean en verdad protectores y no, cómplices de los grupos delincuenciales y socios de malandrines.
La evaluación, en un país donde no estamos acostumbrados a realizarla con rigor y pertinencia es desde ahora un tema que la guardia nacional tendrá como cimentación para mejorar la seguridad pública, que se detenga las olas de desaparecidos y que jamás las fosas sean estadísticas para saber cómo vamos.
La autoridad es consciente de la tragedia heredada.
Desafortunadamente para los agoreros del apocalipsis que se opusieron a la guardia nacional, no desde una oposición estructurada sino desde los grandes intereses de las mafias del poder contra las demás instancias de seguridad y justicia, rechinaron los dientes con ánimo frenético pues sólo 120 policías federales no pudieron ser convencidos por el Subsecretario Ricardo Mejía Berdeja cuando alentaban a que ardiera la pradera.
Afortunadamente más de 30 mil efectivos están comprometidos con la guardia nacional y con el nuevo modelo de seguridad, el mismo que quizás no necesita a los mafiosos del poder y menos a 120 policías que no están comprometidos con la nueva guardia, con el nuevo cambio de régimen. Hablando de evaluación, una negociación de 100.
