Pocas competiciones alcanzaron los niveles de igualdad tan anhelados y necesarios como los Juegos Olímpicos. Su historia se enriqueció gracias a la fuerza y belleza del deporte femenil, que consiguió llevar el espectáculo de los Juegos a niveles de audiencia y emotividad extraordinarios. La participación, competición y triunfo de la mujer, fue lo que convirtió al olimpismo en un auténtico movimiento. Sin su intervención, un buen número de modalidades deportivas habrían desaparecido el siglo pasado. El deporte amateur, que alcanzaba su máxima expresión en los Juegos, liquidó su deuda con el deporte femenil hace mucho tiempo, demostrando que existía una enorme oportunidad de crecimiento y desarrollo, incluso de negocio, en el lanzamiento y estallido de las grandes estrellas femeninas. No sucedió lo mismo con el deporte profesional, sujeto a fuerzas del mercado que le atenazan para dar el salto definitivo. El debate se centra de forma preliminar en la igualdad salarial entre hombres y mujeres, factor que se recrudece en deportes colectivos como el futbol o el basquetbol. La fundación y formación de Ligas y equipos femeniles es apenas el primer paso.
Para alcanzar la igualdad, se necesita un comprometido esfuerzo de promoción, comunicación y comercialización, que abra camino en el mercado. El problema es que en muchas ocasiones, se intenta orientar ese esfuerzo sobre los mismos segmentos de mercado que atesoran las modalidades varoniles: no se trata de convencer, sino de sumar y expandir. Hay un nuevo mercado dispuesto a consumir Ligas femeniles, y un porcentaje del viejo mercado que cada vez se siente más atraído por estas competiciones a las que empieza a admirar sin el velo de género. El futbol, que llegó tarde a la democracia, a la tecnología, y en general a los grandes cambios sociales, también llega con retraso al tema de la igualdad. En las últimas semanas, Megan Rapinoe, futbolista y campeona mundial, se convirtió en la voz más fuerte y autorizada para encaminar la agenda del futbol femenil dentro del mercado. Su deporte, el mismo que millones de hombres y mujeres practican y consumen en el mundo, encontró una nueva líder y quizá, a su futura presidente.