El congelador del Acuartelamiento Aéreo de El Prat, en Barcelona, está averiado desde hace semanas y no mantiene una temperatura adecuada para garantizar el buen estado de los alimentos. No debería subir de los 20 grados bajo cero, pero según la hoja de registros, nunca alcanza esa cifra, según le cuentan a Confidencial Digital militares afectados.
Este nivel de temperatura resulta muy importante para la correcta conservación de carne y pescado. Solo si se alcanzan los, al menos, 20 grados negativos se consigue erradicar el anisakis del pescado.
En las fotografías realizadas en la base se puede ver como la temperatura reglamentaria no se cumple en ningún momento. Personal de la base ha trasladado al foro “Ciudadanos de Uniforme” que “los mandos están informados desde hace tiempo”.
En las fotografías de las cámaras de congelación se pueden ver numerosas cajas de productos como lomos de atún y otros de procedencia marina, que por tanto, pueden ser portadoras del anisakis si no se conservan adecuadamente.
ECD se ha puesto en contacto con el acuartelamiento y el propio personal de la cocina añade que están intentando “no abrir las puertas demasiado” para evitar que aumente la temperatura. Es una solución precaria y provisional, y admiten que necesitan el arreglo cuanto antes.
El anisakis un parásito que puede encontrar en el pescado y también en el pulpo, la sepia o el calamar. En los humanos provoca la Anisiakiasis, que incluye alteraciones digestivas y reacciones alérgicas que pueden llegar a ser de gravedad.
La infección, a diferencia de lo que ocurre en los animales marinos donde el gusano se desarrolla por completo, sucede por la larva, ya que el cuerpo humano es capaz de eliminarlo. Igualmente el cuerpo sufre los síntomas.
Contraerlo es tan sencillo como consumir pescado crudo o sometido a preparaciones que no eliminan el parásito. Pero para garantizar la seguridad al comer estos alimentos se debe congelar, según el Ministerio de Sanidad a menos de 20 grados bajo cero durante mínimo cinco días.
Al limpiar el pescado puede verse a simple vista, aunque esto no garantiza que existan larvas casi invisibles. De hecho, el gusano tiene un grosor de 0,1 milímetros de diámetro y es semitransparente, por lo que su localización es complicada.
