"La forma más rápida de convertirse en millonario es ser multimillonario y montar una aerolínea". La mítica frase de Richard Branson, dueño y fundador de Virgin Atlantic Airways, describe, con ironía, lo difícil que es triunfar en el sector aéreo, donde las pérdidas, las quiebras y las fusiones son parte del día a día. Pese a lo acertado del análisis, como toda regla, la frase de Branson tiene excepciones y una de ella es Vueling, que no ha perdido dinero, como mínimo, en la última década, pese a los retos y problemas que ha tenido que afrontar, incluida la cancelación de miles de vuelos en 2016 por un problema con la programación y el aumento de los retrasos. Desde el caos aéreo, que implicó un giro en la estrategia de la compañía, que cerró rutas y cambió la conquista de nuevos territorios por un plan para reforzarse en sus principales plazas, sus resultados no han dejado de mejorar hasta cerrar 2018 con un beneficio récord de 149,5 millones, un 27% más que el año anterior y 101 millones más que en 2016.