El periodo colonial de Nuevo León sigue ofreciendo aspectos por investigar. Uno de ellos es la esclavitud de indios y la comunidad negra.
Documentos en resguardo del Archivo Histórico de Monterrey (AHM) y el Archivo General del Estado de Nuevo León (Agenl) dan cuenta de esta práctica, a través de testamentos o contratos de compra venta.
Haciendas de San Nicolás de los Garza, Apodaca, Cerralvo, Monterrey y del sur del estado se beneficiaron de esta práctica durante los siglos XVII y XVIII.
Al momento en que la Cámara de Diputados aprobó una reforma constitucional para reconocer a los pueblos y comunidades afromexicanas, en Nuevo León aún se requiere estudiar la presencia e impacto de la población negra y mulata en la sociedad regiomontana, apuntan historiadores consultados por MILENIO Monterrey.
Carvajal ¿esclavista o protector de castas?
¿Esclavista o protector?, es la pregunta que plantea Margarita Domínguez, directora del AHM, al hablar de Luis Carvajal y de la Cueva y su misión de fundar el Valle de San Luis de Santa Lucía, hoy Monterrey.
A Carvajal se le acusa, entre otros asuntos, de comerciar con los nativos de estas tierras por orden del virrey y la Santa Inquisición, acto que Domínguez califica como una acción política en contra del conquistador de origen portugués.
"Una versión acusa a Carvajal de esclavista al tomar piezas de indios por estas tierras. Por otro lado se menciona que los protegía. La interpretación que hago es que al principio sí era esclavista, pero al ser gobernador empieza a ser más respetuoso con ellos", propone la historiadora consultada por este medio.
Si bien fue Gaspar Castaño quien erigió la Villa de Santa Lucía en 1582, lo hace bajo la orden de Carvajal en una de las tres fundaciones de Monterrey. Lo cierto es que en ese proceso ya se practicaba la esclavitud con los indios naturales.
"Aquí no se ha estudiado lo suficiente del tema, porque la mentalidad en Nuevo León es que no nos gusta reconocer que aquí hubo esclavos negros", indica la directora del AHM.
El 10 % de la población
Para seguir el rastro de los habitantes negros y mulatos en el Nuevo Reino de León (nombre original de la zona) habría que consultar los testamentos, pues se les consideraba una propiedad dispuesta a ser heredada.
En su estudio Esclavos negros y mulatos en Monterrey durante el siglo XVII, César Salinas Márquez, coordinador de Acervos Históricos del Centro Eugenio Garza Sada, indica que dicha población llegó a representar entre el 9 o 10 por ciento de los habitantes de Monterrey.
"El gran problema para rastrear este tema son los registros, los esclavos no aparecen como vecinos o habitantes, eran una propiedad", explicó.
Como sirvientes, existen registros de su trabajo en haciendas que hoy ubicaríamos en San Nicolás de los Garza, Santa Catarina, Apodaca, Monterrey, Linares y Cerralvo, según su investigación. Un esclavo varón de entre 15 a 22 años podría tener un costo de entre 250 y 500 pesos de la época.
"El tema no se ha abordado aquí y la pregunta es ¿Por qué?. Creo que es porque hay un mito fundacional arraigado que habla de españoles como únicos, lo cual es una mentira porque solo eran el 30 o 35 por ciento de la población, el resto eran indígenas, negros y mulatos", señala.
Mercado de esclavos
Al estudiar el desarrollo de la minería en el Nuevo Reino de León, el historiador Mario Treviño Villarreal tiene claro que las primeras incursiones a estas tierras eran para "atrapar indios y venderlos como esclavos".
La ilusión de encontrar yacimientos de minerales preciosos hizo llegar a españoles y portugueses, la mayoría judíos conversos, a las Provincias Internas de Oriente. Sin embargo, la realidad fue muy distinta a sus pretensiones.
"Los habían ilusionado mucho por el oro y la plata, pero al ver que no era tan sencillo obtenerlo en el noreste pues volvieron a sus antiguas ocupaciones: el mercado de esclavos", acusa Mario Treviño Villarreal, cronista del municipio de Vallecillo, Nuevo León.
Acciones como las encomiendas de evangelización y la creación de congregas para los indios tenían el propósito de la esclavitud, refiere el investigador. Si bien el tema fue abordado por Eugenio del Hoyo e Israel Cavazos Garza, aún queda mucho por estudiar.
"Nos permitiría cambiar algunas hipótesis equivocadas sobre cómo surgió nuestra sociedad, conocer el pasado. Son temas que no agradan a la clase económica o política dominante, no es la historia rosa que quieren escuchar", apunta.
