En el ejercicio del poder, pero también en varios ámbitos de la vida humana, el entablar un diálogo positivo que permita esbozar alternativas de acción y llegar a soluciones es fundamental. Puntos de vista hay muchos, pero el poder conciliarlos genera una mucha mayor riqueza para un país. Empezando desde las comunidades y escalando hasta las empresas y el gobierno, México merece que el diálogo y la deliberación informada sean herramientas indispensables para superar los múltiples retos que hoy enfrentamos.
En este sentido, vale la pena reconocer el acuerdo que se estableció la semana pasada entre el gobierno federal, el Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo Mexicano de Negocios, con el objetivo de evitar un proceso judicial sobre el tema de los gasoductos. Más allá de los contratos firmados o las intervenciones del gobierno, resulta alentador pensar que este tipo de acciones de conciliación puedan ir generando esa certeza que tanto necesita el país.
Ambos presidentes de las agrupaciones empresariales coincidieron en que las dos partes tienen la disposición para resolver el conflicto. Esto es fundamental: para avanzar, para construir algo que verdaderamente deje algo bueno, tiene que haber compromiso para encontrar la solución. Así, se comentó que el diálogo fue muy productivo y que se espera que la mesa de conciliación pueda ser la herramienta necesaria para sortear esta controversia, que ha levantado nerviosismo tanto para inversionistas nacionales como para extranjeros.
Justo en este tenor, el diálogo y la apertura son fundamentales para que México proyecte una imagen positiva. Las decisiones unilaterales o la confrontación solo nos posicionan en un terreno peligroso, en donde no se sabe a ciencia cierta cuáles son las reglas del juego o en qué momento uno puede resbalar ante la arbitrariedad. Por eso, mediante la emisión de señales claras que indiquen que hay voluntad para conciliar, se puede sentar las bases para desarrollar una plataforma sana que atraiga la inversión privada, elemental en estos momentos de crecimiento económico moderado.
Como este ejemplo, hay muchos en donde el poder expresar los puntos de vista de ambas partes y llegar a soluciones es urgente. En cuestiones de infraestructura, educación, seguridad pública, gestión gubernamental, programas sociales y turismo, por ejemplo, necesitamos entender que solamente con el diálogo, encontrando puntos comunes y construyendo con voluntad, vamos a poder generar verdadero progreso para nuestro país. Así, espero que este episodio en el sector energético sea solo el inicio de un periodo de negociación y estabilidad, que permita sacudirnos el nerviosismo y la expectativa y por fin de la pauta de hacia dónde podemos caminar para que a México y a los mexicanos nos vaya bien.
