La respuesta del presidente de México ante la inseguridad imperante en el país fue quitar lo que ya estaba, en este caso la Policía Federal, y reconfigurar la estrategia para dar paso a la Guardia Nacional.
Un poco lo que ocurrió en aquel 2012 tras la llegada de Enrique Peña Nieto al poder, quien tuvo que borrar la guerra contra el narcotráfico que dejó Felipe Calderón con la creación de la Gendarmería Nacional.
Tres sexenios, tres estrategias diferentes y resultados muy distantes al objetivo de buscar una paz social permanente y condiciones de crecimiento y desarrollo poblacional.
Por ende, me queda claro que la forma de validarse para Andrés Manuel López Obrador no sólo es por medio de una (otra más) nueva policía en México sino con el análisis que supongo ya hicieron en sus oficinas de Palacio Nacional donde tampoco hay que ser tan eruditos para saber que el problema de México, son los mexicanos.
Sí, como sabemos es en la ruptura del tejido social donde se encuentra el origen del problema de la conducta antisocial y delincuencial que lleva a un joven o a una muchacha a delinquir desde muy corta edad, primero en su entorno local, y posteriormente en la vida en general.
Si a eso le sumamos que no hay condiciones para un crecimiento sostenido en México, donde el estudiante de una zona rural debe dejar la escuela para ponerse a trabajar o el profesionista recién egresado debe ocupar su capacidad para todo lo contrario a lo que estudió, tenemos un problema que nada tiene que ver con la Guardia, o la PF o la Gendarmería.
Si en el equipo del presidente ya detectaron esto, y aun así solo dejan a la Guardia Nacional salir a las calles y detener a personas, estaremos atestiguando la misma estrategia de cada sexenio y donde seguramente se obtendrán los mismos o peores resultados.
twitter: @laloflu