El tipo de turistas que empezó a llegar a Nicaragua entre el 2010 y 2017 era de calidad, afirma Roberto Darce, presidente de la Asociación de Guías Turísticos de Nicaragua, una organización que antes de la crisis de 2018 llegó a aglutinar a más de 50 guías, pero hoy a duras penas pasa de los 20 miembros.
Darce, quien habla español, inglés y búlgaro, dice que trató con casos fuera de lo común, como un grupo de empresarios que pagó para que todo el volcán Masaya quedara exclusivamente para ellos.
También recuerda que le tocó ser guía de un Rockefeller, la familia que llegó ser dueña del petróleo en el mundo.
¿Cómo llegó a ser guía de David Rockefeller?
Lo de Rockefeller fue interesante, porque una empresa de turismo nicaragüense tuvo el ok de una empresa de turismo de Costa Rica para atenderlo. Me preguntaron si tenía disponibilidad para tres días para atender a 4 personas norteamericanas y que iba a andar con ellos en dos vehículos privados. Una vez en el aeropuerto, las autoridades me piden los nombres de las personas que voy a atender, yo les dije que no me los suministraron.
La empresa dijo que los iban a enviar directamente. Vuelvo a llamar a la empresa para decirles que me estaban pidiendo la información de los turistas, pero la reenvían directamente a los oficiales del aeropuerto y ellos me informan que es el señor (David) Rockefeller. Eso fue en el año 2010. Él contrató una empresa costarricense, pero ellos subcontrataron a una empresa nicaragüense con base en Granada.
Fue curioso porque enviaron dos vehículos blindados desde Guatemala. Curiosamente el último día me confesó que no sabe por qué le dijeron que debía andar en un vehículo blindado, si aquí se sintió más seguro que en Nueva York, porque nadie me conoce, nadie me molestó, me dijo.
Eso nos daba una idea de la percepción que todavía había en ese momento hacia el país, no era positiva, a pesar que estadísticamente gozábamos de la fama de ser uno de los países más seguros del continente.
El señor Rockefeller andaba con un asistente y dos guardaespaldas.
¿Qué fue lo primero que habló con Rockefeller?
Me había dicho que iba para una reunión de negocios en Panamá. Me contaba que decidió parar en Nicaragua porque solo dos países del Hemisferio Occidental no conocía, y esos eran El Salvador y Nicaragua. Dijo que decidió venir en su avión privado, primero en El Salvador y después en Nicaragua. En el primer día hicimos un recorrido por la capital.
Visitamos el centro histórico. En ese momento no estaba muy estructurado el puerto Salvador Allende e hicimos un pequeño recorrido en vehículo por el malecón. Luego fuimos a la vieja catedral y el viejo parlamento (Palacio Nacional). Finalmente visitamos la Loma de Tiscapa y después al hotel.
El segundo día visitamos la ciudad de León, visitamos la parte histórica y su catedral. También comenzó a preguntarme sobre distintos tópicos. Me sorprendió que para alguien que no necesita saber mucho específicamente sobre el país, me preguntó sobre el acuerdo petrolero con (Hugo) Chávez y el Gobierno, sobre el desarrollo del país en cuanto a infraestructura, entre otros temas.
Hay turistas que no te preguntan nada y él se tomó la molestia de leer y preguntar sobre el país. Pero me acuerdo que en la cena del primer día me preguntó por el restaurante que sirviera la mejor carne. A mí se me ocurrió uno cerca de la estatua de Montoya. Me invitó a comer con él en la mesa y me dijo ‘pida lo que usted quiera’; pero claro, yo no pensaba en abusar.
Pero si era uno de los hombres más rico del mundo
(Ríe) Pero eso no era tan profesional. Él pagó la comida de todos, conductores y guardaespaldas. Él solo le decía a su asistente ‘paga’. El tercer día visitamos las ciudades orientales, lo que es Granada y Masaya. En el mercado de artesanías de Masaya el señor Rockefeller se compró cerámicas y artesanías hechas de madera. Uno de sus asistentes compró una pintura de US$3,000, en una de las galerías de arte que hay en Managua.
Al final, cuando se fue, ¿qué le dijo?
Se sorprendió, esperaba una situación distinta del país. No se sintió en peligro.
¿Cuánto ganó por ese trabajo tratándose de un Rockefeller?
La empresa no me pagó un precio especial, si no me equivocó fueron 150 dólares por mis servicios. Me dio más él cómo propina.
¿Cuánto le dio?
No fue mucho, como 200 dólares, que para mí no estaba mal. Claro, uno dice ‘uno de los hombres más rico del mundo’, pero tomando en cuenta que no fue un tour demandante y que comí hasta reventar, no me puedo quejar. Para ser sincero, he recibido mejores propinas, pero de un grupo más grande.
¿Pero recibir una propina de 200 dólares de uno de los hombres más rico del mundo no fue decepcionante?
(Ríe) No, porque he aprendido que la propina no es lo que demuestra si la gente está satisfecha o no.
¿Qué otra anécdota interesante de la época dorada del turismo en Nicaragua recuerda?
Otra experiencia interesante fue en el volcán Masaya, en el 2012. Un grupo de 5 personas reservó todo el parque nacional. Eran miembros de una empresa transnacional importante. Nos dieron acceso a todas las partes importantes del volcán. Sin limitaciones. En ese momento los gases eran bastantes grandes y hay una zona ubicada entre los dos cráteres, Santiago y San Fernando, prohibida a los turistas, pero a nosotros nos abrieron el paso. Nunca alguien, hasta donde sé, pagó para tener exclusivamente el volcán Masaya, tarde y noche.
Estamos hablando que era otro nivel de turismo que había para entonces.
Era cuando comenzaba a subir la calidad del turista que llegaba. Antes, por lo general, venían turistas extranjeros que tenían capacidad económica, pero no eran ricos.
Pero en esa década, a partir del 2010, empezamos a ver una escalada de turistas con capacidad de dinero. Ejemplo: un príncipe árabe que pasó por el país en motocicleta. Iba conduciendo desde Peñas Blancas (Rivas) hasta la frontera de El Guasaule (Chinandega). Su objetivo era recorrer América en moto.En 2014 vinieron la actriz Catherin Z Jones y el actor Michael Douglas (matrimonio) a hacer canopy y eso fue cuando acababa de abrir el hotel Guacalito de la Isla y Mukul. También comenzaron a llegar celebridades como Morgan Freeman. Rafael Nadal fue atendido por uno de mis colegas.
¿Cómo están ahora?
Esperábamos que 2018 fuera nuestro mejor año, pero resultó ser el peor a raíz de los incidentes de abril. Antes de abril teníamos bastante trabajo y había empresas de turismo mayoristas que tenían a Nicaragua como un destino de mercadeo.
Yo, en particular, tenía calendarios con un año de anticipación. Cuando ocurrieron todos los incidentes me botaron todas la fechas, pero tenía compromisos para enero y febrero de este año, desde el 2018.
Este año ha sido un poco mejor que el año pasado, pero comparado a 2017 o inicios de 2018, es muy malo. En 2017 lo más que pasaba sin trabajar era una semana al mes. Tenía un grupo por 4 o 5 días. En junio de este año tuve 3 días de trabajo apenas.
¿Cuántos guías se han ido?
Estamos en un impase fuerte. Muchos colegas tuvieron que irse del país y algunos están trabajando entre Costa Rica y Nicaragua. Otros se han tenido que ir a Estados Unidos.
Antes de la crisis teníamos un grupo de 55 guías, en esto momento en el país quedaron 25 guías.Algunos sobreviven gracias a la llegada de los cruceros, que han sido los salvavidas de los guías. Los cruceros tienen su temporada de octubre a mayo. El resto de los meses sobrevivimos de los pocos grupos que vienen.
¿Cree que podamos volver a recuperar el nivel en el turismo?
Espero que sí, porque el país tiene un gran potencial. Tengo más de 5 años de combinar viajes de Nicaragua a Costa Rica o a El Salvador y las personas mostraban siempre una actitud positiva sobre su visita a Nicaragua. Estoy convencido de que una vez que logremos estabilidad política, este país se va a levantar nuevamente. No va a ser fácil, pero va a ser más fácil de lo que fue en los años 90, cuando era un total desastre el país en lo económico, infraestructura, no había guías.
Ahora hay una economía más estable, entonces el punto de partida no está tan malo. Pero entre más tiempo perdamos, más van a ser las familias afectadas que depende del turismo.