Izamal es una ciudad que canta poesía. Esa que solamente es posible escuchar al abrir el corazón. Camina despacio por sus calles y a tu cuerpo van a llegar prosas divinas, compuestas en tiempos remotos y que encuentran en la actualidad nuevas almas donde anidarse. Te habrán dicho mil veces que el color del amor es rojo, pero aquí descubrirás el único lugar en el planeta donde es amarillo.
De este Pueblo Mágico de Yucatán se ha escrito mucho y se ha fotografiado más. Pero nada se compara a recorrerlo. No hay foto en Instagram o programa de televisión que logre capturar la sensación que ofrece el primer encuentro que tengas con Izamal, con su brisa cálida y sus sombras suaves.
Es posible descubrir esta pequeña metrópoli dedicando un día a explorarla de forma concienzuda. A la distancia luce como un brillante manchón dorado rodeado de una frondosa selva. Y es verdad que desde hace siglos ha sido un punto de referencia para el hombre.
No se puede hablar de lo que es hoy Izamal sin conocer el antes. Los primeros asentamientos mayas en la zona datan alrededor del año 750 a.C. Su excelente ubicación la convirtieron en un punto de encuentro comercial y social de enorme valor para las ciudades estado de la época. Era conocida con el nombre de “Itzamal”, que puede traducirse como “rocío que desciende del cielo”.
Se conoce poco del pueblo que levantó Izamal, pero nos dejaron como regalo una serie de espectaculares pirámides que habrían de sobrevivir por miles de años, a la selva primero, a los conquistadores después.
El símbolo más destacado de este Pueblo Mágico es su bello convento de San Antonio de Padua, levantado a instancias del padra franciscano fray Diego de Landa entre 1549 y 1561, sobre la gigantesca pirámide de Pop-hol Chac. Era tal su dimensión, que hoy el convento, que también es enorme, domina el horizonte de la ciudad.
¿Y qué se siente caminarlo? Es magia. Sus paredes en amarillo y blanco contrastan con el azul del cielo de una manera sublime. Es imposible no pararse en su monumental atrio de 75 arcos y hacer un breve silencio, al sentir todo el peso de la historia que se encuentra guardado en sus muros. Por cierto, el atrio de convento es el segundo más grande del mundo, solamente superado por el de San Pedro en el Vaticano.
El templo está dedicado a la Purísima Concepción, que celebra su fiesta del 1 al 12 de diciembre, fechas en las que Izamal se viste todavía más en colores festivos, aunque no son las únicas fechas en las que vale la pena descubrir esta ciudad. A partir de este mes, el día 15, se organizan procesiones y “vaquerías” en honor de la Virgen. Otro momento de celebración es durante las fiestas patronales, en honor a San Antonio de Padua, durante junio.
La ciudad que hoy es tan apetitosa para el turismo no olvida sus raíces. A unos pasos del convento de San Antonio de Padua te encontrarás la zona arqueológica de Kinich Kakmó, que vendría a traducirse como “guacamaya de fuego con rostro solar”. Es una de las más grandes del país y llama la atención porque su base está suavemente redondeada en sus orillas. El acceso es gratuito e incluso es posible subir en ella (con cuidado, especialmente cuando bajes), pero como siempre, se agradece que los asistentes no tiren basura ni la dañen.
El paseo de Izamal no puede acabar sin probar su magnífica cocina. Y uno de los mejores restaurantes de la Península de Yucatán se encuentra aquí: Kinich (Calle 27 No. 299), cuya cocina tradicional es una de las más exquisitas del país.
Izamal es una ciudad que se mete profundo en el alma al conocerla. Se queda allí, donde nacen los suspiros, justo en un rincón del corazón, que sin saberlo, se nos ha pintado de amarillo.
Izamal está lleno de talleres de ingeniosos artesanos, cuyas manos son herederas del milenario talento maya. Sus productos, plagados de detalles y sobre todo cariño, suelen ser un buen recuerdo del paseo por una ciudad plagada de magia.
¿Recomendación? Llega a Raíces Mayas (Calle 30, número 296, colonia Centro). Aquí encontrarás desde pequeñas artesanías hasta elaborados trabajos artísticos y decoración, mucho de ellos fabricado con henequén. En FB los encuentras como Bio Raíces Mayas.
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Desde Guadalajara toma un avión a Mérida. Rutas como Volaris y Viva Aerobús vuelan directo entre la Perla Tapatía y la Ciudad Blanca.
Izamal se encuentra a poco más de 66 kilómetros al Este de Mérida, c onectada por una carretera en excelentes condiciones. Puedes rentar un automóvil o concertar con un prestador de servicios turísticos tu visita. Recomendado llevar efectivo.