Según George Lucas, la fuerza es una especie de poder invisible que vincula a todos los seres vivos del universo. Algunos sensibles a ella la usan para el bien y otros para el mal, mientras que el resto ni siquiera la nota, a menos que alguien les demuestre su existencia.
Para los deportistas del gimnasio Manuel Suárez, la fuerza es algo diferente. Es el motivo por el que se levantan cada día, por el que entrenan hasta dos veces por jornada, y la razón que los alimenta para buscar nuevos retos palanqueta en mano. En la vida de un pesista, la fuerza viene a ser, más o menos, el centro de todo.
Con los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y a cuatro semanas de distancia en el tiempo, la tropa de halteristas ajusta sus músculos y mentes para afrontar el nuevo desafio.
Ocho jóvenes deportistas darán la cara por la Mayor de las Antillas en tierra de los incas, cuatro en cada sexo.
Félix Machín, jefe de entrenadores y también encargado del seleccionado masculino, declaró en exclusiva a JR que los protagonistas de la rama varonil serán Luis Manuel Lauret (+190 kg), monarca centroamericano del envión en 2018; el mundialista Olfides Sáez (96 kg), Juan Columbié (109 kg) y Asley Calderón (61 kg).
De antemano, el estudio realizado por los especialistas augura, como posible resultado para los hombres, la obtención de una presea de plata y un par de terceros puestos.
Sobre el caso del campeón regional Adriel La O (81 kg), Machín explicó que el colectivo técnico decidió no enviarlo a los Panamericanos, debido a que su forma física actual no le permitirá participar con el máximo de sus posibilidades.
Yoani Giniebra, al frente del equipo femenino, explicó a JR que la selección estará encabezada por Marina Rodríguez, campeona de los 64 kilogramos en Barranquilla 2018, y Ludia Montero (49 kg), plata del envión en el mismo evento centrocaribeño. Completan el cuarteto de representantes antillanas Melissa Aguilar y Yaneisi Meriño, ambas incluidas en la división de 76 kilos.
El pronóstico que se maneja de momento es de un par de medallas de bronce, concentradas en Marina y Ludia, quienes ya acumulan un palmarés que las coloca como posibles medallistas.
A pesar de las inminentes «pruebas», este deporte piensa también en el mayor reto del cuatrienio, que tendrá lugar dentro de aproximadamente un año en la capital japonesa. Para llegar allá, nuestros representantes tendrán que cumplir nuevas regulaciones establecidas por la Federación Internacional de Levantamiento de Pesas (IWF, por sus siglas en inglés).
A partir de noviembre pasado, la clasificación olímpica tuvo algunos cambios con respecto al ciclo anterior. Antes, en correspondencia con los resultados en diferentes torneos, cada país obtenía una cantidad de cupos, y entonces decidían quiénes darían la cara por ellos.
Ahora, la IWF estipula que los deportistas deben competir en al menos seis eventos internacionales previos a la cita bajo los cinco aros. En estas lides, que están categorizadas en oro, plata y bronce, según su calidad, los atletas acumularán puntos para entrar en un ranking que dará un total de 14 boletos. Eso sí, en lo adelante la plaza corresponderá a la figura y no podrá ser transferida de ninguna forma.
De momento, los cubanos ya han competido en varios eventos, entre ellos el panamericano del deporte que tuvo lugar en Guatemala (oro), el Open de Colombia (bronce) y la reciente lid continental juvenil de La Habana (oro). Por delante quedan Lima (plata), luego el Campeonato Mundial (oro) en octubre, y, por último, el siguiente evento panamericano, que será en febrero del año entrante. La fecha límite para entrar en el escalafón es abril de 2020.
Sin embargo, y aunque Tokio se presenta como un «banquete apetitoso» para cualquier deportista, los preparadores de la halterofilia tienen la vista enfocada un poco más lejos.
Basados en la baja media de edad que tienen la mayoría de integrantes de ambas escuadras de pesistas, tanto Giniebra como Machín depositan sus mayores esperanzas en el siguiente ciclo, que culminará en París para el año 2024.
Machín expresó que el trabajo actual que se está haciendo con ambos equipos tiene como meta principal la siguiente etapa olímpica.
«El 80 por ciento de la matrícula total de la escuela es de la categoría juvenil. Son muchachos a quienes todavía les falta madurar y luego poder desarrollar todo su potencial», agregó.
«Hay que tener en cuenta que la edad de oro de los atletas de esta disciplina está entre 23 y 29 años. Nosotros comenzamos el curso con una matrícula de aproximadamente 19 años de promedio, así que por eso no pretendemos llegar a la cima todavía», refirió Giniebra.
Esperemos que para el futuro que está por llegar vengan mejores noticias que las de tiempos recientes, sobre todo porque muchos esperan que las pesas recuperen cuanto antes el puesto de élite que tuvieron hace unas décadas.