Antes de pensar en un aumento al transporte público de seis a diez pesos como lo solicitan los concesionarios, el servicio, las unidades y la seguridad deben mejorar en beneficio de la ciudadanía.
Así lo expresó Óscar Soto Badillo, director de Investigación y Posgrado de la Universidad Iberoamericana Puebla, quien resaltó que cualquier tipo de incremento impactará de forma negativa en la mayoría de las familias, ya que el trasporte es fundamental para los traslados de miles de personas.
Señaló que el servicio del transporte público cuenta con importantes retos que cumplir como mejorar la seguridad, brindar una mayor comodidad y garantizar que las unidades pasen de forma continua.
“Nuestro transporte, a excepción de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA) presenta condiciones bastante deficientes; hay un grave problema de inseguridad; además, los operadores de las unidades requieren capacitación. Pensar en un incremento que debe ser razonable, pasa, en primer lugar, por una mejora en el servicio y en la calidad de los propios vehículos.
Señaló que el parque del transporte público requiere una renovación, lo cual, solo se puede hacer a partir de un compromiso de los prestadores de servicios; de lo contrario, el aumento solo servirá para que aumenten sus ganancias y no invertirán nada en las unidades.
En entrevista, el especialista en temas de urbanismo comentó que la situación económica de las familias poblanas no permitirá resistir un aumento de 100 por ciento al pasaje que, actualmente, es de seis pesos.
“Los empresarios del transporte tienen que ser sensibles porque la economía de las familias no da para incrementos de transporte, al menos, no tan altos como los que piden. Apelaría a la sensibilidad para que entendieran en donde estamos como sociedad, con graves dificultades económicas”, apuntó.
Para el investigador, el problema de los traslados de los habitantes no se solucionará solo con aumentar y mejorar las unidades del transporte público ya que se requiere un rediseño de ciudad en donde los servicios se acerquen a los ciudadanos para evitar que realicen traslados de una o más horas.
“Yo creo que, durante los últimos, años, se fortaleció la desigualdad y obras que no contribuyeron a la integración urbana y social. Es muy usual que se piense en que se debe agilizar los traslados; sin embargo, yo diría que podemos pensar en otro esquema: hacer que se acerquen los servicios públicos para que la gente no tenga que trasladarse tanto tiempo muy lejos. Mucha gente viene de la periferia al Centro Histórico para comprar lo que necesita o vienen a la escuela. Debemos pensar en procesos de proximidad”, expresó.
MITM