El nombre de Teresa Cardona, la profesora catalana fallecida en un accidente cuando trabajaba en un proyecto de voluntariado en Costa de Marfil, ha compartido estos días espacio en la prensa con los principales actores de la política, la economía o el deporte. Pero tras el trágico suceso late un continente de historias similares a la de Teresa: las de los cientos de jóvenes desplazados en estas fechas a países del Tercer Mundo para trabajar en proyectos de solidaridad, muchos de ellos vinculados, como la fallecida, a colegios mayores universitarios.
Frente a lo que supone alojarse en pisos o pensiones, los colegios mayores se presentan como un espacio para que el estudiante, además de vivir, «crezca y se forme como persona», según explica el director del colegio mayor Juan Muñoz Chaminade. No se trata de meras soluciones habitacionales. Son muchos los profesionales que han llegado lejos en sus carreras tras dar sus primeros pasos universitarios mientras vivían en un colegio mayor. Para muchos de ellos, la formación cultural y humana que recibieron allí determinó la posterior dirección de sus vidas. Ese fue el caso del ya fallecido Manuel Marín, que además de presidente del Congreso de los Diputados, ejerció como vicepresidente de la Comisión Europea y europarlamentario muchos años. Su vocación europeísta comenzó a raíz de un seminario sobre Europa organizado en su colegio mayor. También el periodista Antonio García Ferreras fue alumno de un colegio mayor (Chaminade) y fue en la emisora del colegio donde dio sus primeros pasos radiofónicos.