Palma de Mallorca ha tenido preso a un «mega millonario» durante todo junio. Se trata de Alonso Ancira, afamado empresario mexicano que goza en su país del rimbombante mote del «rey del acero», un poderoso «monarca» que era un total desconocido en España hasta su arresto el 28 de mayo en Mallorca por un supuesto caso de corrupción. Y es que Ancira, de 67 años, es uno de los empresarios más ricos de Latinoamérica como dueño y presidente del consejo de Altos Hornos de México, AHMSA, la mayor acerera del país.
La capital mallorquina quizá no lo habrá notado, pero el «rey del acero» es un sospechoso «ilustre». Y es que AHMSA —el «reino» de Ancira— produjo unos 4,5 millones de toneladas de acero y obtuvo unos 3.106 millones de euros (67.800 millones de pesos) en ingresos durante 2018. Es decir, generó casi un 25% de las cerca de 19 millones de toneladas de acero fabricadas durante el año pasado en México, el sexto mayor productor de vehículos a motor del mundo.
Ancira está en libertad bajo fianza desde esta semana tras depositar un millón de euros que le impuso la Audiencia Nacional. Entre otras medidas cautelares, tiene prohibido salir de España, por lo que ha fijado su residencia en su mansión en Madrid mientras se resuelve la petición de extradición emitida desde México por supuestamente participar en un complejo triángulo de corrupción que incluye a AHMSA, la constructora brasileña Odebrecht y Pemex, la petrolera controlada por el gobierno mexicano. Ancira ha rechazado ser extraditado, por lo que la petición de la Fiscalía mexicana será resuelta por el juez Santiago Pedraz.
México es un país donde sus ciudadanos están acostumbrados a que los escándalos de corrupción no sean castigados. El expresidente Enrique Peña Nieto, por ejemplo, no fue investigado cuando un reportaje desveló que recibió un posible trato de favor por parte de un contratista, escándalo conocido como la «Casa Blanca». Pero empeñado en que su mandato marque el fin de la corrupción, el nuevo presidente, Andrés Manuel López Obrador, ve en la trama en la que Ancira estaría supuestamente involucrado una oportunidad de asestar un duro golpe a uno de los empresarios más vinculados al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y que más se benefició de las privatizaciones de los 90, época que López Obrador descalifica como el «periodo neoliberal».
Ancira es un empresario cercano al PRI, partido político que gobernó México entre 1929 y 2000 y que volvió al poder con Peña Nieto de 2012 a 2018. Precisamente, el «rey del acero» obtuvo tal «título» en 1991, fecha en la que el gobierno del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari (PRI; 1988-1994) privatizó la acera pública AHMSA que fue adquirida por Grupo Acerero del Norte, empresa participada por Ancira y que actualmente posee el 64% de AHMSA. La familia Ancira controla un 3% de la compañía. Por eso, el abogado de Ancira ha acusado públicamente a López Obrador de que la investigación se trata una «vendetta» contra su cliente y es una «motivación política». Sin embargo, la Fiscalía sospecha que el magnate habría participado en la supuestamente fraudulenta venta de una planta de fertilizantes de AHMSA a Pemex.
Pemex compró en 2014 con un 57% de su valor real una «inoperante» planta de fertilizantes de AHMSA que no funcionaba desde hacía 14 años. Un mes después, AHMSA hizo pagos por valor de 3,7 millones de dólares a cuentas de empresas ‘offshore’ de Odebrecht, un dinero que la empresa brasileña presuntamente utilizó para pagar sobornos a políticos en los países donde operaba. México no ha castigado ninguno de los presuntos actos de corrupción cometidos por Odebrecht, pero el «rey del acero» podría ser el primero.
