Hace catorce años quince intelectuales catalanes presentaron la plataforma «Ciudadanos de Catalunya» en una exhibición de disconformidad con el orden político que regía la comunidad autónoma. Fue el embrión de Ciudadanos (Cs), partido político que nació un año después con el combate al nacionalismo como principal bandera. Xavier Pericay, uno de los quince firmantes de aquel primer manifiesto, dimitió ayer del Comité Ejecutivo del partido y del resto de sus cargos.
Su marcha, adelantada ayer por «El Confidencial», removió los cimientos de un partido que doce días atrás vivió su mayor crisis interna desde su implantación nacional. Fuentes de Cs, sin embargo, garantizaron que Pericay había comunicado dos meses atrás su decisión a la Ejecutiva, después de su derrota en las primarias para optar a presidir las Islas Baleares.
Desde el partido explicaron que el último fundador que permanecía en el Comité Ejecutivo –era el responsable de Educación– estaba decidido a regresar a la enseñanza universitaria. No detallaron estas fuentes por qué salió ayer la noticia a la luz, apenas dos semanas después del sonoro portazo de Toni Roldán, y no cuando este supuestamente trasladó su intención a sus compañeros de Ejecutiva.
Líder en Baleares
Además de fundador de Cs, Pericay era líder del partido en las Islas Baleares. Según su versión, fue la pasada semana –y no hace dos meses– cuando comunicó su decisión al presidente del partido, Albert Rivera. Si bien esta no trascendió públicamente hasta ayer.
Algunos de los miembros de la Ejecutiva de Cs, pese a sus buenas palabras hacia Roldán, criticaron el momento de anunciar su dimisión: un lunes justo antes de la reunión del Comité Ejecutivo y tras haberles desmentido su renuncia el viernes anterior. Según censuraron personas de peso en el partido, la marcha de Roldán condicionó la agenda mediática toda la semana.
Quizá por ello la dimisión de Pericay trascendió a la opinión pública ayer sábado, una semana después de tomar la decisión, y no en plena ebullición de la crisis. El efecto de cierre de filas del Consejo General del partido en torno a Rivera, el pasado 28 de junio, también habría quedado en entredicho.
En declaraciones a ABC, Pericay explicó que por ahora continúa como afiliado de Cs. «Sigo como cotizante, pero ya no como militante activo», puntualizó. A diferencia de lo que ha ocurrido en estas últimas semanas con otros dirigentes de la dirección, el abandono de Pericay no está vinculado a posibles discrepancias con las políticas de pactos que defiende ahora Rivera.
En el caso de Pericay, su salida obedece a un progresivo distanciamiento de la actividad política por diversas razones. Ese alejamiento empezó el pasado mes de marzo, cuando fue derrotado de manera inesperada por el empresario Marc Pérez-Ribas en el proceso de primarias celebrado para elegir al candidato a la presidencia del gobierno balear en los comicios autonómicos del 26 de mayo.
Cabe recordar que en la pasada legislatura Pericay había sido el líder de Cs en el archipiélago y también el portavoz de la formación naranja en el Parlamento regional. Como diputado fue siempre muy crítico con el Ejecutivo presidido por la socialista Francina Armengol, sobre todo en materia educativa y lingüística.
«Si yo hubiera seguido como diputado en la legislatura que acaba de empezar, difícilmente habría dejado ahora la Ejecutiva», explicó ayer Pericay. En ese sentido, indicó que no tiene ahora la «ilusión» y la «motivación» necesarias para seguir hoy activamente en política. En su marcha ha influido también la desazón que ha sentido al ver las recientes tensiones internas en el seno de Cs, un partido cuyas costuras se abrieron el pasado 24 de junio.
Lunes negro
Aquel lunes la dimisión de Toni Roldán puso en jaque la unanimidad de la que presumía Cs. La moción de censura del año pasado, que terminó con el Gobierno de Mariano Rajoy y llevó al socialista Pedro Sánchez al Palacio de la Moncloa, descolocó a los liberales. Crecidos en las encuestas, con algunas situándoles hasta como primera fuerza política, vieron cómo poco a poco se fueron desplomando en beneficio de los socialistas.
Los entonces 32 diputados de Cs votaron en contra de la moción de censura planteada por el PSOE por la negativa de Sánchez a convocar unas elecciones generales anticipadas de forma inmediata. El presidente del Gobierno –ahora en funciones– trató de prolongar su mandato de la mano de sus compañeros de viaje en la moción: Podemos, nacionalistas, EH Bildu e independentistas catalanes.
Cs asegura que Pericay comunicó su dimisión hace dos meses; él habla de una semana
Para Cs esto marcó un antes y un después y consumó un giro a la derecha con dos objetivos: situarse como alternativa al sanchismo e intentar suplantar al PP como partido hegemónico del centro-derecha.
Esta estrategia llevó al partido a vetar a Sánchez para pactos postelectorales y a acercarse, aunque fuese de forma indirecta, a Vox; partido al que Roldán tachó en su despedida como formación de «extrema derecha». Con los resultados del 28-A en la mano, un reducido grupo de dirigentes de Cs era partidario de replantearse el «no» a Sánchez y negociar con él una abstención –incluso un gobierno de coalición– para dotar a España de un ejecutivo «moderado y estable» respaldado por 180 escaños –123 del PSOE y 57 de Cs–.
La negativa de Rivera provocó la dimisión de Roldán de todos sus cargos y reabrió el debate en el Comité Ejecutivo de ese lunes. Luis Garicano, líder de los críticos del partido, y Javier Nart promovieron una votación para borrar la línea roja al PSOE, pero fueron ampliamente derrotados –solo se les unieron Francisco Igea y Fernando Maura, frente a los veinticuatro miembros de la dirección que optaron por blindar el «no» a Sánchez–. Nart dejó su asiento en la Ejecutiva y Juan Vázquez, independiente que lideró la candidatura liberal en Asturias, dimitió por la derechización del partido.
En aquel Comité Ejecutivo no estuvo presente Pericay, de viaje. Su renuncia consolida una dinámica de bajas en la Ejecutiva –tres en doce días– que no impidió a Cs desearle suerte. Luis Garicano e Inés Arrimadas, entre otros, aplaudieron en Twitter su trabajo.
Toni Roldán, en su rueda de prensa de despedida en el Congreso de los Diputados - Efe
Las otras dimisiones
Toni Roldán
Su dimisión abrió la mayor crisis interna que se recuerda en Cs desde su implantación nacional. Era el secretario de Programas del partido y se marchó denunciando un giro a la derecha y la pérdida de «una oportunidad histórica» para entrar en el Gobierno.
Javier Nart
Junto a Luis Garicano, después de la dimisión de Toni Roldán, forzó una votación en el Comité Ejecutivo de Cs para replantearse el veto a Pedro Sánchez. Se impuso el «no» y dimitió de la Ejecutiva, pero sin renunciar a su escaño en el Parlamento Europeo.
Juan Vázquez
Uno de los fichajes de Cs para las elecciones autonómicas, lideró la candidatura liberal en el Principado de Asturias como independiente. Siguió a Toni Roldán y unas horas después que él renunció a su escaño en el Parlamento regional por los mismos motivos.